Intentaba dormir en aquel pequeño hotel casi al lado de la
casa de Max. Era horrible tener tantos sentimientos y todos mezclados, quizás
ir hasta allí a verle no había sido una decisión muy afortunada. Tenía que
pensar que casi no lo conocía, solo había quedado con él un par de veces y en
todas habíamos terminado teniendo sexo; quizás solo me quería para eso.
Sus palabras por teléfono eran muy bonitas, en cambio en
persona todo cambiaba. No sé si era por los nervios o por qué pero los dos
cambiábamos cuando estábamos juntos.
Apenas dormí un par de horas cuando uno de mis ruidosos
vecinos de hotel empezaron a hacer ruido, parecía que en Londres lo máximo que dormían era hasta las 10 de la mañana.
Tenía que ir de compras y así quitarme todos mis miedos y
temores mientras compraba todo lo que me gustaba. Era un problema muy grande el
que tenia con las compras, pero mientras a nadie le molestase seguiría igual.
Era mucho mejor hacer eso a empezar a gritarle a la gente.
-
Te he buscado por medio Londres, hasta he
averiguado en que hotel estabas… porque no respondías mis llamadas?
-
Has preguntado por mí en todos los hoteles de
Londres? –pregunte sorprendida-
-
Casi en la mitad, me has asustado. Donde estas?
-
En el Topshop de Oxford Street. He venido más
veces a la ciudad asique no necesito ningún guía
-
No voy a hacer de guía. En 10 minutos llego, te
espero en la entrada
Me hubiera apetecido responderle que entrase y me buscase en
las 3 plantas de la tienda pero era un plan demasiado maligno. Hice tiempo mirando un par de
vestidos y cuando la hora se acerco salí a la entrada, hasta allí iba a ser
difícil encontrarme.
-
Deja de ser tan antipática. Estas muy fea
Mientras decía tal piropo el muy idiota estaba cogiéndome en
brazos y levantándome hasta que le pudiese mirar a la cara. Ser tan alto a
veces no ayudaba a que una pequeñaja como yo le pudiese mirar a los ojos.
-
Max bájame
-
Vamos a hablar así todo el rato. Dentro de poco
me va a doler el cuello de tanto mirar hacia abajo
-
Que gracioso eres. Bájame!
-
Lo dicho, antipática
Si seguía diciéndome tales cosas iba a volver a irme, no me apetecía
estar con alguien así.
-
Venga Em… Emma por favor
-
Por favor que? He venido desde España solo para
verte, creo que ya he dejado claro que lo de la foto y todo está olvidado, no
hay nada de qué hablar
-
Hay muchísimas cosas, no te hagas la dura porque
no lo eres. Vamos a tomar un café
Ahí tenía razón, aunque intentase parecer fuerte no lo era y
él lo sabía.
-
Estaba de tiendas asique si quieres hablar acompáñame
Negó con la cabeza y sonrió. Eso significaba un si aunque no
le ilusionara mucho ir a comprar conmigo.
Dos horas después todo salió mejor de lo que había podido
imaginar, vernos riendo sentados en una terraza era increíble. Aunque a veces
fuera difícil olvidar ciertas cosas, junto a él todo era fácil de conseguir. A
parte de ser un chico que no podía negar
que me gustase, seguramente llegaría a ser uno de mis mejores amigos.
-
Somos raros
-
Muy parecidos diría yo –respondió- Te apetece ir
al hotel a recoger tus cosas?
-
Si respondo un si promete no violarme –dije
divertida- No puedes no? Igualmente iba a ir asique mejor que lo hayas dicho tu
–reímos- Vamos?
-
Vamos princesa
Ni siquiera le había preguntado si vivía con sus padres. Por
lo que parecía su madre se preocupaba mucho por él cosa que me gustaba que
fuera así. No por tener 27 años ya era un adulto, todos necesitábamos esa
protección materna a cualquier edad.
-
Muchas veces pienso si lo que hacemos está bien.
No debería importar la edad pero ahora me importa y no sé porque
-
No voy a pedirte matrimonio… aun –dijo
divertido-
No quería asustarle preguntándole sobre ser padre, pero ese
era el tema que me preocupaba. Un hombre de 27 años ya podía querer empezar una
familia, algo que yo con 20 años ni me había planteado.
-
Cada cuanto piensas en estas cosas?
No entendí muy bien a qué se refería.
-
Estas muy sexy preocupándote por el futuro
Si pudiera elegir un momento de todo ese día sin duda alguna
me quedaría con el que estaba viviendo; un beso perfecto mientras estábamos
sentados en una pequeña habitación solitaria. Se suponía que la utilizaban para
ver películas y relajarse, no para besarse igual que adolescentes.
-
Max estas? Necesito comentarte una cosa
–escuchamos decir a alguien detrás de la puerta-
-
Mi padre –miro el reloj- habíamos quedado y se
me ha olvidado con todo esto
Con mucha dulzura paso sus dedos por mis labios y borro las
marcas de los besos que acabábamos de darnos.
Era muy raro saber que su padre estaba allí, el día anterior conocí a su
madre y ahora no tenía muy claro si quería conocer a alguien más, no sabía como presentarme.
Max no dijo nada asique me quede donde estaba y espere a que
alguien volviera a por mí. Si eran asuntos familiares mejor no meterme en
medio.
Llamé a Sofía y casi le suplique que me entretuviera mientras estaba allí
sin hacer nada; si seguía así podían llegar a pensar que estaba loca.
-
Es muy raro todo. Estoy en su casa pero no sé
muy bien como están las cosas
-
Disfruta y lo que tenga que pasar pasara. No
pienses tanto en el futuro
-
Em… perdón, molesto?
-
No, no te preocupes. Sofi te llamo luego vale?
Colgué el teléfono y sonreí a Max, no sabía que podía querer, y sonreír era
lo único que me salía.
-
Te quiero presentar a mi padre
-
Max –lo pare- no creo que sea el momento no?
-
Momento de qué? Mi padre es raro pero no como
para no querer conocerle
Con una sola sonrisa y una caricia en el brazo me
tranquilice un poco y salí a conocer a ese hombre. No sé si era típico allí o qué
pero en mi casa no se conocían a los padres hasta mucho después de empezar una
relación, algo que nosotros no habíamos hecho.
-
Ella es Emma, una buena amiga
Ser tan solo buenos amigos fue algo bueno; su padre me trato
como alguien más y hasta llego a invitarnos a cenar. Por un día me sentí famosa
al ver como algunas de las personas que paseaban por Nothing Hill nos miraban e
incluso les pedían fotos a los dos hombres.
-
Tu padre también es actor?
-
Y muchísimo más conocido que yo. Un día tienes
que ver sus películas
-
Un día las vemos juntos vale?
-
-Se acerco y me robo un pequeño beso- perfecto
Perfecto era él si seguía comportándose de esa forma. Éramos
buenos amigos y eso debería continuar así.
-
Mi madre está en casa pero no sé porque no viene
-
Bajó hoy a dar una charla y estaba cansada. Así
también os dejamos un poco de tranquilidad –dijo su padre a la vez que me
miraba-
Parecía que ya habían hablado sobre mí, las noticias sobre
una española en casa de su hijo volaban.
Una par de pizzas en una pizzería de barrio fue la mejor
cena que pude tener. Aunque fueran actores eran personas tan normales como yo y
les gustaban las mismas porquerías que a mí. Reímos, charlamos tranquilamente,
hicimos cosas que normalmente hacia con mi familia; eran encantadores.
-
Mi padre se ha ido asique supongo que te tengo
solo para mi
-
Toda para ti –respondí dándole la mano-
-
Bailamos?
-
No hay música
-
Hacemos como en El diario de Noah, tienes cara
de que te encanta esa película
-
Pues te equivocas –susurre muy cerca de sus
labios- Solo me gusta la parte del baile
-
Lo sabia –reímos- A bailar
Casi a la entrada de su apartamento dos locos bailaban sin música,
una bonita escena para los transeúntes. Me encantaba estar así con Max, era
feliz y él era el culpable de todo.
Dentro de su casa no iba a pasar nada, me limitaría a darle
dos besos y dormir como un bebe. No podíamos terminar igual que siempre.
-
No sé por qué quieres dormir aquí pudiendo
dormir en mi habitación
-
Lo sabes
-
Miedo? – se quito la camiseta y camino hacia mi-
creo que hoy voy a dormir contigo
Era malo conmigo, iba a tener que hacer muchos esfuerzos por
no besarle más y él lo sabía. Caricias en mi espalda no eran la mejor forma de
hacerme dormir, en otra situación quizás sí pero con el detrás y apenas vestido
lo único que conseguía era calentar el ambiente.
Parecíamos empezar una relación aunque no quedaba del todo
claro. Era divertido seguir así pero quizás en un par de días todo empezaría a
fluir con más facilidad y surgirían los sentimientos.
No tenía pensado quedarme todo el verano tal y como Max me había
pedido, lo máximo que me quedaría en Londres serian 15 días y luego volvería a
mi vida normal. Estar todos los días escuchándole hablar sobre sesiones
fotográficas, rodajes y mil cosas más sobre las películas que tenia me iban a
volver loca.
-
No son las playas de España pero mejor esto a
nada –dijo entrando a la piscina- te gusta?
Claro que me gustaba, aun siendo una piscina cubierta era
mucho mejor que quedarnos fuera en el frio verano de Londres. La ciudad era
genial pero su clima no tanto.
-
Y si me enamoro qué?
-
No lo vas a hacer –respondí agarrándome a su
cuello mientras aun seguíamos en la piscina- no lo harás verdad?
-
Me está costando mucho
A mí también me costaba controlar los sentimientos. Si no lo
hubiera pensado más de dos veces incluso le habría dicho que le quería, le
quería más que como a un buen amigo.
La piscina nos estaba ayudando a conocernos mejor y de paso
a divertirnos. Me subía a su espalda y disfrutaba de ser tan pequeña dejando
que él me llevase. Era sorprendente lo mucho que podía reírse alguien cuando
era feliz.
-
Max?
Me gire casi al mismo tiempo que él y vi a una preciosa
chica de metro ochenta en bikini. Mientras ellos hablaban yo seguía en la piscina
intentando aparentar que no escuchaba ni venia nada; estaba muerta de celos.
Se conocían más que como amigos y esta vez no podía negarme
que no había tenido algo con esa chica porque se notaba que sí. La forma en que
le miraba, como se colocaba… todo era signo de que se habían divertido mucho.
-
Hola de nuevo princesa –me dio un beso-
Con tal de ver la cara que tenia sabía que había algo
que me molestaba.
-
Estas celosa
-
Mucho –afirme-
-
Pues siento decirte que es una amiga de la
familia y por lo que me acaba de decir mi madre la ha invitado a ella y a sus
padres a cenar mañana en casa. Deberíamos ir
-
Tu vas a ir, yo vuelvo al hotel
-
No serás capaz
Antes de que respondiera otra de mis estúpidas frases me
callo la boca con un beso. Por fin algo que no me molestaba, a veces hasta yo
era incapaz de soportarme. Me ponía celosa de cualquier cosa que se acercase a
Max y estaba empezando a tener un problema.
-
No tienes por qué venir como una buena amiga
-
Es lo que soy asique…
Creamos un silencio que por segundos los dos necesitábamos.
Hablar sobre ese tema después de mis celos no era lo mejor.
Volvimos a su casa, nos dimos una ducha, vimos una película
de miedo y cuando nos quisimos dar cuenta ya habíamos pasado el día. No sé como
lo conseguía pero siempre que teníamos una pequeña pelea terminábamos durmiendo
juntos igual que niños pequeños, los dos abrazados .
No era una persona muy expresiva con mis sentimientos, al
menos no lo hacía con mi familia asique durante esas pequeñas vacaciones decidí
no llamarlos mucho. Sabían que estaba bien y eso era todo lo necesario.
Max por el momento cuidaba de mi, podíamos tener peleas de
“amigos especiales” pero nada como para volver a casa antes de lo debido.
-
Hola –salude a la madre de Max-
-
Estas preciosa
-
Oh gracias. Sera por las pintas que llevaba el
otro día –reímos- perdón por no hablarle mucho, me pillo todo de improviso
-
Hablando mal de mí? –pregunto Max-
-
A todas horas
-respondió su madre-
Eran un amor de familia, al único que faltaba por conocer
era a su hermano pero desafortunadamente esa noche no iba a ir a cenar. Solo
estarían ellos 3, la familia de la chica, la chica y yo, dos familias que parecían
querer unir a sus hijos y una intrusa de por medio.
-
Parece tu serie joder
-
Con quien se queda el rey? –sonreí a su pregunta-
pues eso
La chica apenas hablaba pero cuando lo hacía era solo para
lanzarle cumplidos a Max; parecía que le gustaba verme incomoda.
El momento en el que Max empezó a acariciar mi pierna me
hizo darme cuenta de que mis celos estaban empezando a notarse. No podía permitirme
estar así cuando ni siquiera estaba en una relación.
-
Cielo donde está el servicio?
-
Espera, te acompaño –respondió amablemente-
Nos levantamos de la mesa del salón y caminamos hasta uno de
los 4 servicios que tenía esa casa, era gigantesca además de preciosa.
-
Me vas a volver loco
Esas fueron sus palabras antes de darme un beso que nos haría
perder casi 10 minutos de la cena.
-
Más que amigos
Mi cuerpo temblaba al escucharle. Tenía novio y
afortunadamente ya nada me preocupaba; eso era lo único que necesitaba para no
tener celos de esa chica. Era solo mío y a no ser que algo cambiase, nada me lo
quitaría.
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