Aun no llego a comprender como llegue a Brujas después de
estar planeado casi 1 año mi viaje a Paris. Había sido una locura de último
momento y esas cosas me ponían muy nerviosa.
Soy una persona demasiado
controladora para la poca edad que tengo, con tan solo 19 años pretendía tener
todo a mi alrededor perfectamente organizado, sino no había forma de que soportase
viajar fuera de mi ciudad.
Española de nacimiento y no tanto de corazón. Me gustaba mi
ciudad pero sabía que no era el lugar donde me gustaría pasar el resto de mis
días. Viajar era lo único que por el momento podía permitirme; irme a vivir
lejos de mi familia no era algo que tuviese en mente, no hasta que no
encontrase un trabajo lo suficientemente bueno como para tener suficiencia
económica y así no depender de nadie.
Continuando con nuestro viaje, no viajaba sola; dos de mis
mejores amigas venían conmigo y básicamente por ellas fue por culpa de las
cuales no terminamos en Paris como habíamos planeado. Llegamos al aeropuerto y yo como buena amiga que era
me fiaba de ellas con tan solo escuchar “Si Emma, nos vamos a Paris”.
Controlaba todo pero en ese momento no me había parado a pedirles que me
enseñasen los billetes del vuelo.
Cuando leí “Madrid-Bruselas” mi cara fue un poema, ya no había vuelta atrás asique tenía que
conformarme con eso o quedarme en casa.
Dos horas y media metida en un avión,
otra hora más en un bus y por fin habíamos llegado a nuestro destino, el lugar
tan esperado por mis amigas.
No entiendo como preferían viajar a esa pequeña ciudad antes
que a Paris. Igual era yo y mi mundo propio pero se suponía que Paris estaba
llena de guapos franceses, motivo suficiente para ir. No me importaba lo
historica y llena de magia que pudiera ser Brujas, nada me haría cambiar de
opinión.
- Al menos
el hotel esta genial. Aleluya! –dije tumbándome en la cama- Necesito dormir
- Voy a por algo de cenar abajo, queréis algo? -
Pregunto Sofía, una de mis amigas-
- Un novio, gracias –respondí divertida- No quiero
nada, Sara quieres algo?
No sé que estaba pensando esa mujer pero Sara siempre estaba
en su mundo. Observaba las vistas que teníamos desde la habitación del hotel y
por lo que parecía se acababa de enamorar aun más de la ciudad.
Mis amigas podían ser raras pero aun así seguían y seguirían
siendo mis mejores amigas. Con todas las locuras que me hacían hacer como para
no quererlas.
Sofía bajo a por algo de cenar, era normal que tuviese
hambre después de todo el viaje, lo raro fue que cuando subió apenas volvió con
nada en las mano. Algo la había hecho cambiar de opinión.
- Acabo de bajar y me he encontrado a 3 tíos que
miden casi el doble que yo. Que miedo
- Eran guapos o no? –pregunto Sara-
- No eran
mi tipo pero tampoco estaban mal.
Mire a Sara divertida y me levante de la cama antes de que
nadie nos pudiese parar. Si para ella los chicos no estaban mal era que eran
guapísimos asique no teníamos que perder el tiempo.
Bajamos muy lanzadas hasta llegar al hall del hotel; todavía
ni nos imaginábamos lo que podríamos encontrarnos. La puerta del ascensor se
abrió y enfrente aparecieron 2 chicos hablando animadamente mientras estaban
sentados en una de las mesas de la entrada, parecían esperar por alguien.
- Creo que acabamos de bajar para nada. Somos
ridículas –dije muerta de vergüenza- Sofi tenía razón, demasiado para nosotras
Siempre terminaba pasando lo mismo, si por mi fuera no haría
nada por culpa de mi vergüenza.
- Sois de por aquí? –pregunto a uno de los chicos-
La única conclusión que podía sacar en ese momento era que
mi amiga había fumado algo. No tenia vergüenza ninguna.
No sabía si quedarme donde estaba o acercarme a Sara, esas
cosas me ponían muy nerviosa.
Después de pensarlo varias veces termine haciendo
lo que siempre hacia, escapar de la situación y volver a mi habitación a
descansar.
- Y Sara?
- A quedado abajo hablando con los chicos
No solía ser un tema que hablase con mucha gente por eso
prefería guardármelo para mí. Quizás el no poder hablar fácilmente con chicos
se debía a que hasta hacia cosa de 1 mes había estado en una relación con un
chico de mi ciudad. Seguramente para él no significo nada, pero para mí lo fue
todo. Fueron 4 meses increíbles hasta que por motivos familiares tuvo que irse
y me dejo tirada como si todo lo vivido no importase.
Los hombres
siempre terminaban haciéndome daño; no estaba preparada para nada, ni siquiera
para conocer nuevos chicos. Primero tenía que volver a estar bien conmigo misma
para poder estarlo con los demás.
Sara no volvía a la habitación y todo empezaba a enrarecerse, quizás le había pasado algo o incluso con algo de suerte me estaba buscando.
- Están grabando una serie! –grito entrando en la
habitación-
Vale, no, ella nunca seria capaz de buscarme.
Me va a encantar este viaje. Tenias que haberte quedado
- Ya sabes cómo es… una puta! –respondió Sofía en
tono de broma- Emma es lo más aburrido del mundo. Si mañana se atreve a
hablarle a algún chico cambiare de opinión, mientras tanto seguirás siendo mi
amiga aburrida
Igual había llegado el momento de empezar a cambiar mi
mentalidad, al menos durante ese viaje. Merecía darme una alegría y más aun
si los chicos que había en el hotel trabajaban haciendo una serie. No porque
fueran actores, productores o lo que fuese eran mejores personas, pero si que tenían cierto punto de interés.
Aun así lo principal era divertirme con mis mejores amigas, para eso
habíamos viajado hasta allí. Los chicos siempre iban a estar en segundo lugar, no era algo que por el momento me importase demasiado.
Brujas era una ciudad preciosa, cada rincón tenía su
historia y por momentos mi opinión sobre la ciudad iba a mejor. Al final iba a
merecer haber viajado hasta allí tan solo por la cantidad de nuevas cosas que
estaba aprendiendo.
Éramos un grupo de amigas alocadas pero también nos gustaba
aprender y eso era lo que hacíamos. Aunque nuestra apariencia nos definiese
como personas dejadas para nada éramos así, seguramente éramos mucho más serias
que la mayoría de gente de nuestra edad.
Un poco antes de llegar a nuestro hotel nos encontramos con
que la calle general estaba cortada. No éramos de allí y era obvio que otro
camino no conocíamos, necesitábamos ayuda de alguien.
-
Son los chicos de ayer? –pregunte algo dudosa-
Con los cascos y los trajes no se parecían mucho, pero
estaba casi segura de que uno de ellos era uno de los chicos que la noche
anterior estaban en el hotel.
-
Tu oportunidad para demostrar que no eres
aburrida
-
No voy a ir a hablar con nadie
Estaban locas si pretendían que me acercase a saludar a
algún actor. A parte de que no los conocía nada más que de vista no quería ser
una groupie o que pensasen que estaba mal de la cabeza.
Aunque me tratasen por aburrida prefería saber yo sola que
no lo era a hacer una locura. Si eran mis amigas tenían que aceptar mi forma de
comportarme, no podía ser de otra forma que no era.
-
Te gustaría hacer de extra? Necesitamos a una
chica ya
Mi primera reacción fue mirarle de arriba abajo, el hombre
no era lo que se dice demasiado alto. Después conteste un tímido “vale”, no tenía
ni idea de donde me metía ni porque me cogían a mi pero era algo que jamás había
hecho.
Nerviosísima me despedí de las chicas y seguí a ese hombre
hasta una especie de camerino. Tenían que vestirme de época y aun sin
preguntarme mi talla ni nada me dieron un vestido y empezaron a enredarme todo
el pelo; si pretendían hacerme parecer una mendiga lo estaban haciendo
realmente bien. Iba a tardar más en arreglar el destrozo que me acababan de
hacer en la cabeza que el tiempo que iba a salir en pantalla.
Ni siquiera sabía de qué iba lo que fuera que estuvieran
grabando; era una completa locura. Por fin la doble S, como así las llamaba,
dejarían de llamarme aburrida.
- Cuando pase Max tenéis que hacerle una
reverencia y sonreír alagadas. Nada mas
Sin más el hombre desapareció y nos dejo a mí y otras dos
chicas mas situadas a mitad de una escalera. No tenía ni idea de que hacer.
-
Mi pregunta es, ¿Quién es Max?
Con tantas prisas ni nos había señalado quien era
el chico al que teníamos que saludar. Había tanta gente con trajes de época que
Max podría ser cualquiera de ellos.
-
El chico que tiene el pelo algo rizado –me
señalo una de las chicas-
-
Gracias –respondí amablemente-
Olvide la vergüenza y me prepare para grabar la primera
escena. Quien me iba a decir a mí que iba a salir en una serie aunque solo
fuera como extra, ni siquiera mis amigas me veían capaz de hacerlo.
El chico pasaba por delante de nosotros, le hacíamos la
reverencia y por algún motivo alguien terminaba riéndose. Así más de 3
veces, parecía que nunca íbamos a terminar de grabar.
Aun sin tener mucha idea
de lo que conllevaba una grabación podía ver que no era algo normal el grabar
una escena tan fácil más de dos veces.
-
Por fin
-
Lo siento
-dijo girándose hacia mi-
No pensaba que me había escuchado, sentí un poco de pena por
él pero en verdad había sido su culpa.
Camine con las demás chicas hacia el mismo lugar donde nos
habían preparado y volví a ponerme mi ropa, el tema del pelo era más difícil de
solucionar, tendría que esperar a llegar al hotel para volverlo a tener bien.
-
Estamos preciosas con este peinado. A quien se
le ocurriría llevar esto en la cabeza
-
A mi desde luego que no –respondió una de las
chicas-
-
Bueno pues yo chicas me voy. Encantada de
conoceros
Después de preguntarle a una señora por donde podía volver
al hotel camine hacia él y nada más llegar empecé a contarle a Sofi y Sara lo
que acababa de vivir. Para ser nuestro primer día en Brujas había estado lleno
de nuevas aventuras; al menos en mi caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario