Cassie aun no llamaba y yo estaba a punto de volverme loca.
Esperaba en el aeropuerto a mi vuelo hasta España y lo único en lo que podía
pensar era en ese maldito casting, ni siquiera me acorde lo que Max me había
dicho “Llámame cuando salgas”. El pobre me esperaría horas en Madrid sin saber
a qué hora iba a llegar; lo malo de comprar un billete a última hora era que ni
yo misma sabia que vuelo tenia.
-
Hay WiFi? –pregunte sorprendida-
-
Si. En cuanto la avisemos podrá usarlo
Salvada a última hora, de esa forma podía mandarle un mail a
Max y con suerte no se pondría nervioso.
El día anterior habíamos hablado sobre qué hacer y
si todo salía como estaba planeado Max ya llevaría horas en Madrid. Desde allí
los dos iríamos a mi ciudad juntos y con suerte esos 3 días con la familia y mi
novio serian perfectos.
-
Acabo de llegar, han llamado?
-
Me han mandado un mail asique supongo que
también lo habrán hecho contigo. Te quieren en Nueva York en 2 semanas, les he
dicho que vives allí asique no hay problema
-
Entonces me han cogido?
Estaba a punto de empezar a gritar a no ser por culpa de que
estaba en el aeropuerto y había mil personas a mi alrededor.
-
Por qué crees que decidí representarte? El papel es tuyo
Entregue mi pasaporte en el control y nada más pasarlo
comencé a saltar. Nadie podía imaginar lo feliz que era; quizás no era un papel
muy grande, pero la película lo era y eso era lo que contaba. Había actores
confirmados de los cuales había visto millones de películas, era un sueño poder
trabajar con ellos.
No pude controlar las lagrimas y con la cara roja y el pelo
alborotado fue como volví a ver a mi novio.
-
Max!!!
Mientras corría hacia el llorando podía notar como toda la
gente que esperaba a sus familiares o amigos posaba la mirada sobre mí. Comprendía
que lo hicieran, no siempre se veía a una persona llorar de la forma que yo lo
estaba haciendo.
-
Que ha pasado?
-
La… la película –respondí entre sollozos-
Era la persona más feliz del mundo, conseguía el papel, volvía
a ver a mi novio y por el momento nada podía salir mejor. Lo único que me
faltaba era llegar a casa y después de tantos meses sin poder hacerlo, abrazar
a mi familia y a mis amigas.
Pasamos la noche dentro de un bus hasta llegar a mi ciudad, allí
cogimos un taxi a las 5 de la mañana y por fin después de tantas horas y mucho
cansancio llegamos a casa.
Gracias a que aún conservaba la llave de casa pudimos entrar
sin despertar a nadie. Lo primero que pensé nada más entrar fue que olía raro,
quizás mi madre había estado cocinando algo y el olor aun no había
desaparecido. Más tarde pensé en ir a despertarla para decirle que ya estábamos
allí pero lo mejor sería ir a mi habitación dormir un poco y a la mañana
siguiente ya se daría cuenta de que habíamos llegado.
-
Estas despierta?
-
Si –respondí mientras miraba el techo-
-
Llevamos casi 8 meses juntos, contando ese mes
on-off y el mes del absoluto caos
-
Entonces llevamos 6 meses
-
Bueno si lo miras así si –comenzó a acariciar mi
mano suavemente- Te casarías conmigo?
Sorprendida por su pregunta me levante de la cama y espere
alguna frase más por su parte. No entendía si se refería a en un futuro o que
me lo estaba pidiendo, mi insomnio me impedía pensar con claridad.
-
Sé que eres la mujer de mi vida. Casémonos
-
Estás loco
-
Nunca había dicho algo tan enserio –se sentó
sobre la cama y volvió a coger mis manos- Se que no estaba previsto y no tengo
ningún anillo pero… Emma quieres casarte conmigo?
Era una persona que le daba muchas vueltas a las cosas y en
ese momento parecía no tener tiempo para pensar nada. Todo era demasiado raro y
a la vez precipitado.
Max me miraba suplicando una respuesta pero mi cabeza no era
capaz de asimilar lo que acababa de ocurrir. Con menos de 1 año juntos y muchos
problemas, él aun seguía teniendo fe en nuestra relación; yo también la tenia
pero no sé si tanto como para casarme.
-
Dicen que a la tercera va la vencida
-
Eso es un no?
Era la segunda vez que me pedía matrimonio y aunque esta vez
la pedida fuera igual de estúpida que la primera, respondí sí. Era de locos
casarnos tan pronto y encima yo a punto de cumplir 21 años, pero el amor era así
y si esto había ocurrido por algo seria.
Por el momento era mejor mantenerlo en secreto, estábamos comprometidos pero aun no había fecha para la boda y ojala continuásemos así durante varios meses más.
Por el momento era mejor mantenerlo en secreto, estábamos comprometidos pero aun no había fecha para la boda y ojala continuásemos así durante varios meses más.
POV Max
Apenas un mes para navidad y yo ya tenía el regalo que tanto
deseaba, por fin Emma había aceptado casarse conmigo. No había prisa, con tan
solo saber que era mi prometida todo era perfecto. Ni mis padre ni los suyos
tenían que enterarse o pensarían que nos habíamos vuelto locos, mas por parte
de ella que mía pero lo pensarían. Una chica de 20 años saliendo con alguien 7
años mayor ya era raro, casarse con él aun lo era más, la diferencia era que
nosotros estábamos enamorados incluso después de todos los problemas que
habíamos superado.
Desde que Mark murió no había vuelto a ver a su familia y era
algo incomodo volverlos a ver después de eso y el problema que había tenido con
su hija. Quizás lo mejor era poner una sonrisa y aparentar normalidad, Emma ya
me había dicho que no tenía que pedir perdón a nadie.
-
Buenos días prometida –me levante un poco y le
di un beso-
-
Más bien buenas tardes. Son las 3 –respondió
sonriendo- es hora de levantarse dormilón. Tienes que saludar a tu suegra
Me vestí y la seguí hasta donde fuera, aun no estaba
acostumbrado a estar en esa casa, me sentía un extraño.
Los padres de Emma se habían separado hacia un par de años.
Em apenas se llevaba con su padre, según ella nunca se comporto como tal, la
persona con la que había vivido siempre era su abuelo asique la única persona
que ejercía como figura paterna era ese encantador hombre de casi 80 años. A él
era al único que tenía que pedirle permiso para casarme con su nieta, aunque
fuera algo antiguo siempre me había hecho ilusión poder hacerlo.
-
En qué piensas?
-
Nada –respondí abstraído- No entiendo nada
de lo que habláis, me tenéis abandonado
-
No es
verdad
Con tan solo darme un beso en la mejilla y abrazarme ya me
daba por contento, era normal que tuviera mil cosas que hablar con su madre.
Aparte del problema con su padre todos estaban muy unidos, eran una familia
increíble.
Aproveche ese tiempo para pensar en todas las cosas que tenía
que hacer, eran demasiadas y en ninguna de ellas podía incluir a Emma. Tener
los dos trabajo era algo de agradecer pero a veces era lo peor que nos podía
ocurrir. No podía creer que íbamos a pasar su cumpleaños separados, era el
primero juntos y supuestamente tenía que ser especial.
-
No tenias que haber nacido en esa fecha –susurre
muy cerca de su oído-
-
Voy a estar sola y abandonada en mi mierda de
apartamento mientras tu estas en Londres con tu familia. La que debería estar
mal soy yo
En eso tenía razón, si lo mirábamos por el lado malo era
mucho peor para ella que para mí, al menos siempre nos quedarían las llamadas
por teléfono o skype, pero nada tan bueno como el sexo de cumpleaños.
-
Hay sexo de cumpleaños?
-
Y de navidad, y de año nuevo y sexo por pena…
puedes tener sexo cuando quieras
-
Podemos tener sexo porque me acabo de comer este
plato de macarrones y me siento culpable por ello?
-
Si –respondí afirmando con la cabeza-
Me sorprendía lo parecidos que éramos, llegaba un momento
que hasta me asustaba ver como una chica podía llegar a ser igual que yo.
-
Nunca me ha pasado
-
Ya lo sé –respondió ella a punto de llegar a una
parte muy intima de mi cuerpo-
-
Lo digo en serio, nunca
-
No te preocupes soy gafe -dijo volviendo a tumbarse a mi lado-
Nunca me había pasado. Saber que su madre estaba a escasos
metros de nosotros me ponía de los nervios, así nadie podía hacer el amor con
su novia.
-
No debes preocuparte
-
Si claro que me preocupo! –grite agobiado- dios
solo quiero echar un polvo
-
Pues tu cuerpo te dice lo contrario –se apoyo
contra mi pecho y observo mi cara de preocupación- háblame de algo
-
Emma no estoy con ganas de hablar
-
Ni tampoco de tener sexo asique no te queda otro
remedio que darme conversación. Vamos levanta
Se coloco detrás de mi espalda y mientras yo le contaba todo
lo que me pasaba por la cabeza, ella se dedicaba a darme un masaje. Así debería
ser siempre, no me refiero a que mi pene no respondiera cuando lo tenía que
hacer sino a que de vez en cuando nos venía bien tener una conversación seria.
A veces la persona que supuestamente tenía que ser la más
adulta dejaba de serlo y ese era mi caso. Emma con lo joven que era sabía
manejarme mejor que yo mismo, sabia cuando y como hacerlo y eso era algo por lo
que me enamore de ella.
Ahora pensaba en el futuro y estando casado veía los mil cambios que tenía que dar, no podía seguir comportándome como un crio cuando me diera la gana, de ahora en adelante siempre tenía que ser adulto y cuidar de mi familia. Emma seria mi familia por el resto de mi vida.
Ahora pensaba en el futuro y estando casado veía los mil cambios que tenía que dar, no podía seguir comportándome como un crio cuando me diera la gana, de ahora en adelante siempre tenía que ser adulto y cuidar de mi familia. Emma seria mi familia por el resto de mi vida.
-
Oh dios mío no sabía que tuvieras tantas
cosquillas
-
Em Em para –dije entre risas y movimientos
estrambóticos- Emma que me da un ataque al corazón
-
No lo digas ni en broma –paró de hacerme
cosquillas y me miro muy seria- No juegues con esas cosas, no quiero ni pensar
en que te vuelva a pasar lo de aquella vez
-
Lo siento
Ese iba a ser mi primer cambio, no bromear con algo tan
serio como una parada cardiaca. Le había prometido fumar menos y aunque me
costara mucho e incluso me llegase a enfadar, tenía que cumplirlo.
Apenas serian las 10 de la noche pero entre que su familia
cenaba pronto y nuestro intento de hacer el amor fue en vano, no tardamos mucho
en quedar dormidos. Abrazar su cuerpo mientras dormía, notando su respiración
en mi pecho y sus manos rozando mis brazos, se había convertido en algo con lo
que no sería capaz de vivir. Emma era indispensable en mi vida pero sus
muestras de cariño lo eran aun mas; me hacía saber que por fin después de tanto
tiempo alguien me quería de verdad.
-
Ultimo día en casa… prometido
Acariciaba mi barba de escasos días y me miraba igual que
una niña recién despertada, era un placer poder despertar a su lado.
-
Buenos días prometida
No tenía muchas ganas de hablar, si por mi fuera la hubiera
cogido por la cintura, la hubiese tumbado sobre mi y la convencería para pasar
todo el día en esa cama. Cuando llevas absolutamente todos los días caminando
de un lado a otro de la ciudad conociendo a gente nueva al final terminas
deseando pasar 24 horas sin moverte de la cama.
Aun tenía que hablar con el abuelo de Emma y ni siquiera sabía
cómo explicarle que le había pedido matrimonio a su nieta y necesitaba su
consentimiento.
-
Por mi no hace falta que le digas nada. Me voy a
casar quiera el o no
-
Sería capaz de decirme que no? –pregunte
preocupado-
-
Mi abuelo solo quiere lo mejor para mí. A no ser
que te vea como un traficante dudo que diga que no. Todos te adoran
Eso parecía, pero hasta que no escuchase una respuesta
positiva no iba a estar convencido de ello.
Nos levantamos y sin ni siquiera vestirnos, con tan solo el
pijama, fuimos a desayunar. Su madre y dos de sus amigas estaban allí, mirándome
como si fuera pecado ir en pijama por casa.
-
Con gafas y sin camiseta –me abrazo- te miran
por lo sexy que estas, no por otra cosa
-
Pues dan miedo –susurre cerca de su oído-
gracias por el cumplido
-
No las des –respondió con una sonrisa picara-
Tengo mucha hambre asique mas te vale sentar el culo ahí y hacerme compañía
mientras me como todo esto
No quería parecer grosero pero desde que habíamos llegado a
España Emma no dejaba de comer, parecía que la comida de Nueva York era lo peor
y apenas había comido en meses. Su familia iba a pensar que la tenia
abandonada.
Mi madre no dejaba de llamarme, era igual que cuando era
pequeño, no entendía a que se debían tantas ganas de hablar conmigo
últimamente. Sabía que al día siguiente ya iba a estar en Londres, era estúpido
llamar solo para preguntar si iba a ir a la cena de navidad con toda la familia
o si me iba con Emma. Ciertas cosas era mejor hablarlas en persona.
-
Está bien, es normal –acaricio mi mano- además
yo ese día creo que empiezo a grabar. Cassie me aviso de que este mes empezaba
el rodaje y no importaba si era navidad o año nuevo
-
Año nuevo también?
-
Supongo que a las 12 de la noche no tendremos rodaje.
Ya sabes las prisas que llevan algunos
Algunos, porque lo que era mi película iban más lentos que
una mula. Llevábamos casi 3 meses grabándola y yo apenas había rodado la mitad
de las escenas en las que tenía que salir; todo era un descontrol.
-
Ay pobre –dijo su madre-
-
Tienes 2 segundos para echar a correr
Tenía ganas de jugar y lo hizo muy bien cuando a mitad del
desayuno me aplasto una tostada en la cara. Sus amigas reían, algo que Emma no
hizo cuando la cogí en brazos al llegar a su habitación.
-
No tiene gracia Max. Ahora tengo que ducharme
–molesta me dio un golpe en el pecho y se separo de mi lado-
-
Es preocupante lo mal de la cabeza que estas –la
volví a coger de la mano y la pare antes de que se fuera enfadada de verdad- Lo
siento… aun nos podemos duchar juntos.
-
Eres tonto
Al menos había conseguido hacerla reír. A veces entendía sus
enfados pero esta vez me parecía una autentica estupidez, además ella sola se había
ganado que me limpiara sobre ella.
No le di más importancia de la que tenia y continúe como si
todo estuviera igual que siempre. Aun tenía
que hacer mil cosas y tener una pelea en ese momento era lo peor que podíamos
hacer.
-
No le digas nada a mi abuelo
-
Em estas enfadada de verdad?
-
No, solo que no quiero que le digas nada a
nadie. Si queremos mantenerlo en secreto es una estupidez pedir consentimiento
Estaba enfadada y ahí me hacia darme cuenta de lo niña que
seguía siendo a veces. En algún momento tenía que dejar de comportarse como una
adulta y demostrar la edad que tenia; no pudo escoger mejor momento que ese,
parecía que todo iba a salir mal por culpa de una maldita tostada.
Lograba hacerme enfadar a mí y sin darme cuenta llegaba a
comportarme como mi padre. No salían las cosas como me gustaban y al final todo
me parecía mal. Hasta que no escuchara un sincero “estoy bien” el que no lo iba
a estar seria yo.
-
Eres odiosa te lo juro. Ha sido solo una broma
Emma! Si no te gusta que te lo hagan no empieces con esos juegos
-
Déjame tranquila porque no quiero terminar mal.
Me voy a duchar, luego nos despedimos de la gente y si te da la gana nos vamos
a Londres
De no ser porque su madre y sus amigas aun seguían a escasos
metros hubiera lanzado algo contra la pared, en vez de eso salí a la terraza y fume hasta que
llegara el momento en el que me tranquilizase.
Tal y como la conocía sabia que la muy idiota estaría en el
baño llorando entre el agua de la ducha; prefería esconder sus sentimientos
antes que demostrar que estaba mal.
-
Voy a entrar
-
No lo hagas!
-
Estoy dentro –dije con los ojos cerrados- puedo?
-
Sera por veces que me has visto desnuda. Que
quieres?
-
Solucionar las cosas
-
Ahora no es momento. Sal por favor
Esta vez no iba a ser cuestión
de decir unas palabras bonitas, necesitábamos una larga conversación para poder
solucionar esa estupidez de problema. Seguramente Emma volvía a agobiarse por
algo que yo aun no sabia, y pretendía ocultármelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario