viernes, 6 de septiembre de 2013

capitulo 18

Lo miraba una y otra vez y en lo único que podía pensar era en ir a casa con él y hacer el amor todo el día. Toda la pasión contenida acababa de surgir y el hotel de sus padres no era el lugar más adecuado para hacer nada.
Max me miraba, tocaba mi pierna y reía al verme nerviosa.

-          Tengo que darte tu regalo
-          Aquí o en la habitación? –preguntó divertido-
-          Calla la boca! –sonreímos mutuamente y nos dimos un beso- Solo he tenido tiempo para comprar cosas para ti. Ni mi madre ni mi abuelo van a tener nada, todo por tu culpa
-          No hacía falta que me comprases nada
-          Bueno, tu ábrelo

Un carísimo abrigo junto con una pequeña caja eran mi regalo de navidad.

-          Me vas a hacer llorar

Sus ojos empezaron a ponerse llorosos cuando abrió la caja y se encontró una foto muy especial; los dos en el rodaje de la serie en la que nos conocimos. Apenas un año después ya estábamos comprometidos y a punto de volver a vivir juntos. Al final la locura de cambiar Paris por Brujas no salió tan mal como pensaba, el destino quería que fuera así y ahí fue donde encontré a la persona con la que pasaría el resto de mis días.

-          Lo peor de todo es que aun sigues llevando el anillo que te mande
-          Porque me encanta. Lo raro sería que fuera vestida con el traje

Después de unas cuantas risas continuamos abriendo regalos y en uno de ellos me encontré los zapatos más bonitos del mundo. Sinead parecía conocerme mejor que yo misma.

-          Me siento mal –susurre al oído de Max-
-          El estomago otra vez? –pregunto preocupado- Vamos a casa
-          No, solo que tus padres se han gastado dinero en mí y yo estoy aquí como si nada.
-          Em lo han hecho porque te quieren. No le des más vueltas
-          Entonces yo no les quiero porque no he comprado nada?
-          No es eso. Me has entendido asique calla la boca y disfruta de tus regalos… solo te falta el mío

Podría haberle contestado mal por mandarme callar pero en el fondo tenía razón, era la misma situación que podía vivir con mi familia; ellos siempre me compraban regalos y yo nunca me molestaba en buscar algo que les pudiera gustar.

-          Pero estas loco? El anillo, Paris, ahora una cámara… me haces sentir la peor persona del mundo
-          Dame un beso –respondió mientras yo le miraba incrédula- Emma estoy esperando

Por una parte me encantaba que fuera tan detallista conmigo pero por otra me molestaba no poder serlo yo también. En cierto modo hasta llegaba a sentirme inferior a ellos por no poder permitirme todos los gastos que ellos tenían conmigo, no era justo ser siempre yo la que no pagase nada y ganase todo.

De vuelta a mi apartamento la única cosa que rondaba por mi cabeza era el problema del dinero. En apenas unas semanas teníamos que empezar a buscar nueva casa y lo que no quería era que Max se ocupara de pagarla. Quizás debía trabajar más.


POV Max

30 de Diciembre, Paris.

Podía estar muerta de frio pero ella no salía de la terraza, le encantaba ver nevar sobre todo si la vista que tenía delante era la Torre Eiffel.  
Aunque me repitiera mil veces que no quería que gastara tanto dinero en ella no podía evitar intentar hacerla feliz. Cualquier cosa que pudiese hacer la iba hacer, me resultaba imposible no concederle cosas que sabía que ella quería aunque no me lo dijera.

Nunca fui una persona a la que le gustasen las redes sociales pero cuando Emma se hizo twitter me vi obligado a hacer una pequeña locura.

Golpee el cristal de la terraza y espere a que Em dejase el guion que leía y me mirase.

-          Hola cariño

Saludó a la cámara y aproveche ese momento para enfocar su anillo de compromiso. No sabía que ese pequeño video casero iba a estar por todo internet en escasos minutos.

-          Max??? –la escuche llamarme, deje el ordenador encima de la cama y salí hasta la terraza; no quería que sospechara nada- Puedo ensayar esto contigo?

Necesitaba decirle que no para poder hacer las mil cosas que tenia planeadas pero tampoco quería parecer un borde. Tenía que encontrar la forma de escabullirme sin levantar sospecha.

-          Quieres ensayar en la terraza? Vamos a morir congelados. Es mejor hacerlo dentro y así puedo estar más cómodo

Con tal de tener el ordenador conmigo y que ella no viese nada me daba por satisfecho. Emma interpretaba una y otra vez su papel y yo mientras aparentaba escucharla terminaba de editar el video.

-          Max!

Por un segundo olvide que tenía que prestarla atención. Cuando escuche su grito lo único que pude ver era como mi prometida tiraba el guion al suelo y se encerraba en el cuarto de baño; se había enfadado con toda la razón del mundo.

-          Déjame tranquila un rato –dijo cuando entre en el servicio- Max sal
-          Lo siento, estaba pensando en otra cosa que no debía. Lo siento de verdad
-          ¿Qué estabas haciendo?
-          Nada –con tan solo ver cómo me miraba me di cuenta de que o le decía la verdad o el enfado que ya tenía de antes iba a aumentar- Déjame 10 minutos a solas y te prometo que luego te enseño lo que estoy haciendo. Confía en mi

Un beso y la pequeña Emma sonreía, al fin y al cabo seguía siendo una niña con ganas de cariño.

-          ¿Em, puedo adoptarte? –grite desde la habitación-
-          NO! Seria incesto y sabes lo mucho que me encanta dormir contigo
-          Dormir todo lo que quieras, lo demás llevo esperando meses
-          Cuando me enseñes lo que sea que estés haciendo hablamos vale?

Con el portátil encima camine hasta donde estaba y le enseñe la sorpresa. Había cosas más importantes que ese video y en ese momento era dejar a un lado mi mes y medio de abstinencia. Emma se había encargado de llevarlo muy bien, incluso cuando más ganas tenia buscaba la forma de no hacer nada.

-          No me hace gracias Max –dijo ocultando una sonrisa- me voy a dar una ducha mientras tú te vas a hacer cualquier cosa que te interese

La mire divertido y ella sola se encargo de leer lo que pasaba por mi cabeza

-          Cualquier cosa que no me incluya a mi

Yo también necesitaba una ducha asique si no le parecía mal me la iba a dar aunque en ella no incluyésemos tener sexo.

-          Solo una ducha

No entendía que le pasaba para no querer hacer el amor. Una vez, incluso dos veces podía entender que no tuviera ganas pero repetirme ese mismo NO todos los días durante un mes era algo que no comprendía.

A veces era muy fácil saber que pasaba por esa cabecita pero otras muchas se me complicaba tanto que llegaba a agobiarme pensando que quizás le había dejado de gustar o que algo malo le pasaba.

-          No tenias que haber subido nada a twitter. Ahora se ha convertido en algo personal y eso era lo único que no quería. Solo lo utilizo para el trabajo
-          Por eso estas enfadada conmigo?
-          No estoy enfadada –respondió bajo la ducha-
-          Pues entonces explícame porque no quieres hacer nada conmigo

Tenía que preguntárselo o seguiría sintiéndome mal por algo que desconocía.

Me miraba desnuda bajo el chorro de la ducha y no decía nada, lo único que conseguía era confundirme aun más.

-          He hecho algo? –negó con la cabeza - Eres preciosa –dije acariciando su pelo-
-          Prométeme que nunca me dejaras
-          Eso nunca va a ocurrir

Una pequeña sonrisa se asomo por mi cara cuando me di cuenta de que eso era lo que la atormentaba.

-          No quiero que estés conmigo solo por lo bien que nos lo podamos pasar los primeros meses. Sé que me quieres pero no quiero basar una relación en estar todo el día teniendo sexo
-          Yo tampoco –acaricie su mejilla y sonreí- pensé que ya no te gustaba. Me estaba poniendo enfermo solo de pensar que no querías nada mas conmigo
-          En serio? –me devolvió la sonrisa- después de todo lo que has hecho por mí es imposible olvidarte

De esa forma me di cuenta de algo que jamás había vivido; estaba tan enamorado de esa chica que nada me importaba con tal de estar con ella. Sabía que podía aguantar una año entero o lo que ella quisiera sin tener sexo con tal de hacerla feliz.

Siempre que me repetían lo muy rápido que iba con Emma recordaba una frase que me dijo mi abuelo “Cuando encuentras a la mujer de tu vida sabes en ese mismo momento que quieres pasar toda la vida a su lado. A tu abuela la conocí un 21 de mayo y el 22 ya le había pedido matrimonio”. Quizás con Emma no había ocurrido eso en el mismo momento en que la conocí pero si puedo decir que al segundo día de estar con ella supe que era especial.

-          ¿Y te acuerdas del partido de fútbol que me hiciste ver? –reímos- estabas loca
-          El culpable fuiste tu llamando a mi habitación a las tantas de la madrugada… Fue una gran noche
-          Y tanto que lo fue –respondí mirándola pensativo-

No había ni pasado un año y ya podía llamarle prometida, quien nos lo iba a decir el día que nos conocimos.

Apenas quedaba un día para año nuevo y nosotros estábamos pasando nuestros días en Paris encerrados en el hotel dándonos duchas y hablando sobre antiguos recuerdos. Tenía que volver a repetir lo mismo que hice en Nueva York y conseguir que Emma saliese de esa habitación aunque fueran las 11 de la noche.

-          ¿Qué haces grabando? Otro video para twitter no –esperó a que respondiera pero al ver que no lo hacia se tapo con la colcha de la cama- Cariño para
-          Estoy grabando como mi novia se levanta de la cama para ir de aventura por Paris –corrí hacia la cama y salte sobre ella- Vamos!
-          En serio? –afirme con una leve sonrisa- Venga va, así hacemos algo mejor que estar aquí

Por suerte para mí no me había costado mucho esfuerzo convencerla, ahora solo me faltaba esperar 1 hora a que se preparase y ya estábamos listos para ir a dar una vuelta.

-          Y mañana mis mejores amigas estarán aquí, yey!!!!! –dio un pequeño salto y me abrazo por la cintura- Por esto me encanta Paris, está al lado de casa. Solo tienes que coger un avión y en una hora ya has llegado
-          No os volváis locas cuando estéis juntas
-          Tu vas a tener a James y a Kevin. Debería ser yo la que estuviera preocupada, igual me matan por saber que nos vamos a casar

Ya habíamos hablado del pequeño incidente que tuvimos con mis amigos la ultima vez y ella sabía que no iba a haber problema por ellos. Aquella vez lo dijeron bromeando o al menos esperaba que fuera así, nunca me habían dicho ni dado a entender que no les gustara Emma simplemente creían que íbamos rápido al igual que la mayoría de gente pensaba.

Con mi brazo rodeando sus hombros caminamos por la ciudad. Apenas conocía muchos lugares de allí pero tampoco tenía miedo a perderme, si lo hacíamos seria una nueva aventura que vivir sobre todo a la hora a la que habíamos decidido ir a caminar.

Emma apenas hablaba y me encantaba que fuera así, la veía tan emocionada disfrutando de lo maravilloso que podía ser Paris de noche que me contagiaba toda esa alegría. Si no fuera porque sus amigas decidieron cambiar el viaje de Paris a Brujas nunca hubiese podido vivir ese momento a su lado.

-          Y si hubieras venido aquí y nunca nos hubiéramos conocido?
-          Igual era la mujer más feliz del mundo… a saber –me miro divertida y soltó una pequeña carcajada- No sé que podría haber pasado, quizás todo ocurre por alguna razón

Seguramente, de lo que no estaba tan seguro era de que unos malditos fotógrafos a la una de la mañana tuvieran que formar parte de nuestra vida. Después de tenerlos persiguiéndonos por todo Nueva York no podía creer que también lo hicieran cuando nos estábamos tomando unas pequeñas vacaciones.

-          Haz como si no estuvieran –dije a Emma- Vamos a disfrutar de esta noche
-          Nos van a perseguir a todas partes. Llega un momento que cansa
-          Tu no les hagas caso y ya nos dejaran

Volví a colocar mi brazo por encima de sus hombros y continuamos el paseo aun sabiendo que esos cuatro fotógrafos no se separaban de nosotros.
Muchas veces habíamos hablado sobre ese tema pero Emma ya fuera porque aun no le había tocado vivir toda esa fama en su propio cuerpo o porque no se daba cuenta de en el mundo en que vivía, no había llegado a acostumbrarse. En el momento en que tuviera que ir a su primera premiere todo se le iba a venir de golpe y lo que menos quería era que se asustara; necesitaba prepararse.

-          Sube

Intentando hacerla reír deje que se subiera a mi espalda y de esa forma continuamos el paseo. Al menos si nos hacían fotos que nos las hicieran pasándolo bien.

-          Arre caballo

La odiaba cuando hablaba en español, no entendía nada y me ponía nervioso que fuera así. Podría haber dicho cualquier locura y yo no me enteraría.

-          Españoles? –pregunto un chico que caminaba a nuestro lado-
-          Si!

Ya la había perdido, hasta subida a mi espalda y sin ganas de bajarse estaba hablando con ese chico como si lo conociera de toda la vida. Era imposible que si Emma se encontraba con un español no hablase con él, era horrible.

-          Te apetece ir? –me pregunto aun subida a mi espalda-
-          A donde? Por si no te has dado cuenta no he entendido nada
-          Awww –me dio un beso en la mejilla y continuo hablando- Este chico dice que estamos cerca de la torre Eiffel aunque yo sinceramente no la veo por ninguna parte
-          No te da miedo? No le conocemos de nada
-          Ha quedado allí con su novia y unos amigos, dudo que nos quiera matar
-          Vale pues tú decides. Si quieres ir vamos, por mí no hay problema

Y por lo que se veía por ella tampoco.

Mientras seguíamos al chico saque el móvil del bolsillo y empecé a grabar ese momento para la prosperidad; mi novia sobre mi espalda, un español algo loco y un novio con miedo de ser secuestrado. Así eran nuestras noches en Paris.

Después de algo que el chico español preguntó Emma empezó a reírse y yo no entendía absolutamente nada. Lo que fuera que tuviese tanta gracia necesitaba saberlo para también reírme con ella.

-          Acaba de preguntarme “¿Por qué cojones hay dos tíos fotografiándome?” –me dio un abrazo mientras continuaba riéndose- Se lo decimos o no?
-          Mantén el suspense un poco mas

Estaba bien conocer a gente que no sabía quiénes éramos y nos miraba como a personas totalmente normales. No me apasionaba que me conocieran y me tratasen de mejor forma por salir en alguna película o tan solo por el hecho de ser hijo de. Era Max y era un chico como otro cualquiera.

-          Bebe

El grupo de amigos del chico español acababa de pasarme una botella de algo parecido a vodka y pretendían que bebiera de ella, ese era solo el primer paso para la muerte.

-          Yo lo he hecho, hazlo Max

Me quitó el móvil de la mano y por un momento intercambiamos los papeles, ahora ella grababa y yo me divertía. Aunque solo fuera esa noche teníamos que dejar atrás todos los problemas, el trabajo… todo lo que ocupase nuestra cabeza, y comportarnos como los jóvenes que éramos. Emma tenía que disfrutar de sus 20 años, no preocuparse por el trabajo o la boda.

-          No me abandones –dije cogiéndola del brazo y acercándola a mi- una foto?
-          Las que tú quieras

Nos separamos un poco del resto del grupo y mientras nos dábamos un beso hicimos la foto más bonita que jamás había visto. No solía ser una persona muy empalagosa por así decirlo pero ver esa foto de los dos juntos besándonos cerca de la torre Eiffel me pareció algo precioso. Desde ese momento esa era mi foto favorita.

Nos emborrachamos, reímos hasta empezar a dolernos todo el cuerpo, hicimos nuevos amigos… todo esto gracias a que a un loco se le ocurrió salir a las 11 de la noche del hotel. Sin duda teníamos que hacer eso más a menudo aun arriesgándonos a luego salir en todas las revistas como dos estúpidos que no saben comportarse como adultos.

-          “Max Irons y su prometida de fiesta por Paris” no salimos más guapos en las fotos porque no podemos.
-          Ya tienes otro regalo mas de navidad –respondí- Para de leer esas tonterías, estos cuatro ya están desayunando

La mire mientras apagaba el ordenador y a continuación me prepare para bajar junto a los demás. Habían llegado hacia horas y aun no los habíamos visto.

-          ¿Qué pasa? –pregunte acariciando su pelo-

Acababa de acercarse cariñosamente hacia mí y me miraba con una cara que hacía mucho tiempo no había visto.

-          Ahora? –sonreí- He mencionado que me encanta que hagas estas cosas?
-          No –me devolvió la sonrisa- Y yo he mencionado que adoro quitarte toda la ropa?
-          A veces –respondí escondiendo mi cara entre su cuello- POR FIN!

Llegado el momento nada iba a detenerme. Me daba igual si mis amigos estaban abajo o donde quisieran que yo iba a disfrutar de ese momento 1 hora, 2 horas o las que aguantásemos. Sabía que podía soportar no hacer nada si a Emma no le apetecía, pero preferiblemente elegía la parte en la que ella quería. 

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