Aunque Sara y Charlie viniesen conmigo, el viaje a Agra
se me hizo eterno. En 36 horas de vuelo y 3 cambios de aviones me dio tiempo a
pensar muchas cosas, ninguna de ellas buena.
Mi madre aun estaba volando, mi vestido estaba perdido por
el mundo, no sabía dónde nos íbamos a casar y mil cosas mas que no dejaban
de preocuparme durante todo el trayecto. Sabía que la familia de Max ya había
llegado pero en ese momento ese detalle era insignificante, el ser una persona
muy controladora solo me traía mas que problemas, necesitaba llegar a la ciudad
y saber que todo estaba bien antes de que me diese un infarto.
-
Awwwww –escuche decir a Sara-
-
Amor… esto es precioso
-
Hola princesa
Al llegar al aeropuerto y ver a mi prometido con un ramo de
rosas entre las manos los problemas desaparecieron durante unos minutos. Eso
era solo el comienzo de un viaje que cambiaria nuestras vidas para siempre, un
viaje que nos daría un matrimonio largo y lleno de amor.
-
Estas cansada?
-
No he dormido nada –respondí entre sus brazos-
Quiero besarte
-
Pues hazlo
Hasta a mi me pareció estúpido lo que acaba de decirle, parecía
que volvía a tener 15 años y me daba vergüenza darle un beso a mi primer novio.
Los mismos nervios que tuve aquella vez estaban volviendo a
aparecer y eso era una buena señal, significaba que aunque hubiéramos pasado
por miles de problemas y una separación, Max era y seria el hombre del que
estaría enamorada toda mi vida.
-
Estás segura? -pregunto Charlie-
-
Claro que estoy segura. Es el hombre de mi vida
-
Lo dice porque le doy todo el sexo que me pide
–respondió Max-
-
Sois idiotas
No me gustaba que dijera ciertas cosas en público pero en
algo tenía razón y era que si algo bueno tenia nuestra relación era que falta de
sexo no solía haber, quizás por eso nos casábamos, por miedo a perder la libido
que teníamos cada vez que nos mirábamos.
Tras una hora dentro del coche llegamos al hotel y allí por
fin después de todo el viaje que habíamos tenido me olvide del mundo, el único
que me importaba en ese momento era mi prometido.
-
Mi princesa
-
Tu princesa que mañana se va a convertir en tu
reina –dije tumbada sobre sus piernas- estas nervioso?
-
De momento no. Sé que esta vez va a salir
todo bien
-
Yo lo
estoy un poco. Sé que te quiero pero aun así le sigo teniendo un poco de
respeto a todo esto del matrimonio, no quiero que nada cambie. Es perfecto
hasta ahora, incluso he considerado la idea de ser madre
Su cara lo dijo todo, en cuanto nombre el tema de ser madre
Max saco a relucir la sonrisa más grande que podía caber en su cara. Su máxima
prioridad era ser padre y yo por fin parecía darle vía libre.
-
Me asusta mucho pero no sé, lo he pensado
durante el vuelo y creo que formar una familia con la persona que quiero no
tiene porque influir en mi carrera. Te amo y si tú estás listo yo también lo
estoy
El beso que me dio a continuación no fue para nada esperado,
posó sus manos en mi cuello y durante al menos 2 minutos no se separo de mi
boca demostrando así lo mucho que me agradecía dar ese paso.
-
Te he dicho que eres el amor de mi vida?
-
Creo que no –respondí sonriente-
-
Pues lo eres Emma, eres la mujer que ha
conseguido que me vuelva loco por estar a su lado a todas horas. Me alegro de
poder tenerte en mi vida para siempre
Aun no había visto a ninguno de los asistentes pero no me
importaba, ellos podían esperar a verme donde fuera que hiciésemos la boda, Max
no.
Mi madre, Cassie, los padres de Max, todos o casi todos
nuestros seres queridos estaba allí, el único que aun no sabíamos dónde estaba
era mi vestido de novia. Cuando lo compré las chicas de la tienda insistieron
en que ellas me lo enviarían a Agra, confié en ellas y lo que pasó al confiar
en unas completas desconocidas fue que con la mala suerte que tenia eran las 11
de la mañana del día de mi boda y el vestido aun no había aparecido por ninguna
parte.
-
Mama en serio déjame tranquila. Vete con Sara y Sofía
a donde sea que este Max y disfrutar del día. A ver si esto se arregla de una
vez por todas
-
Está en recepción –dijo Cassie entrando por la
puerta-
-
Menos mal… ahora sí, por favor iros. Que se
quede Cassie y ya nos vemos en la boda
Necesitaba que entendieran que me agobiaba tener a tanta
gente a mi alrededor, Cassie podía quedarse porque sin ella no sabía vivir pero
los demás, incluida mi madre, lo mejor era que se fueran lo antes posible.
-
Se van a desmayar cuando te vean con este
vestido. Aun no me creo que hayas ido de compras tu sola
-
Eso se lo dices a la ganadora de un Oscar –respondí
divertida- Me costó mucho encontrarlo.
Que tal me queda?
-
Nunca vi una novia más guapa. Estas consiguiendo
que me arrepienta de no haberme casado de negro
Todos los que me habían visto con el vestido de novia decían
lo mismo, aun así la única opinión que me importaba era la de Max, si a él no
le gustaba daba igual el trabajo que me hubiese costado encontrar el vestido,
su opinión era la única que contaba.
Después de muchos dolores de cabeza el vestido por fin
estaba puesto y ya quedaba nada para irme hacia el lugar donde iba a casarme.
En las premieres de las películas me ponía nerviosa pero nada comparado con lo
que en ese momento estaba viviendo, era el día más importante de mi vida y el
tan solo pensar en ello me hacia sudar mares. Al paso que iba no tenía dudas de
que terminaría desmayándome por deshidratación.
-
Esto es precioso
Max había hecho un trabajo increíble eligiendo ese lugar
para casarnos. Aunque estuviéramos en la India, Max y la persona que le ayudo a
organizar todo aquello se habían encargado de llevar un poco de nuestra forma
de vida hasta allí. No sería la típica boda Europea pero se acercaba mucho a
ella.
-
Ni siquiera he hablado con alguien para que me
lleve al altar
-
Pensé que querías ir sola
-
Oh dios mío Cassie… Qué hago? –pregunte muy
agobiada-
En ese mismo momento mi abuelo pasó por mi cabeza, quería
llorar y no parar en todo el día pero no quería decepcionar a los presentes y
me contuve un poco. Con todo el estrés que había pasado aquellos diez días se
me había olvidado por completo hablar con la persona que quería que me llevase
hacia el altar; ya en el coche poco podía hacer para solucionar mi problema.
-
Espera cielo. Hoy no te estropea el día nadie
Sin dejarme bajar del coche aviso a Jeremy y él sin dudarlo
ni un segundo se acerco a salvar mi día. Aunque no lo supiera, el era la única
persona que deseaba que me llevase al altar para casarme con su hijo.
-
Max está muy nervioso–dijo en bajo mientras me ofrecía
su brazo-
-
No creo que más que yo
A la única persona a la que fui capaz de mirar durante el
camino fue a mi prometido, estaba tan guapo y a la vez tan nervioso que me
sacaba una sonrisa hasta en los peores momentos. Le salude con un rápido hola y
en el mismo momento en que roce su mano las lagrimas empezaron a salir de mis
ojos, todo era tan perfecto que no podía evitarlo.
- Creía que mi mundo tenía todo lo que hacía falta
para ser feliz hasta que te conocí aquella noche en Brujas. La forma en la que
me hablaste por primera me hizo darme cuenta de que eras especial, especial
porque ibas a ser la mujer con la que compartiría el resto de mi vida. Daba
igual que estuvieras con otro chico, sabía que merecía la pena luchar por ti y
eso hice. Ahora, casi 5 años después sé que mi mundo no es nada si no te tengo
a mi lado…
Era imposible que dejase de llorar, Max no solía hacer ese
tipo de declaraciones en público pero ese día algo cambio, Max se abría al
mundo y a mí no hacia más que convertirme en la mujer más feliz de él.
-
Si cuando este amable caballero haga la pregunta
respondes un sí, no tengas la menor duda de que te amare hasta el fin de mis días.
Si respondes No, lo hare de todas formas. Te amo
-
Yo también –respondí muy emocionada-
-
Por cierto, estas muy guapa
Ahora llegaba mi turno para hablar. Al igual que en los
Oscars no llevaba nada preparado pero se suponía que así lo que de verdad sentíamos
saldría espontáneamente.
-
Max, antes de conocerte tenía muy claro cuál iba
a ser mi futuro, trabajaría en un hospital, viviría un tiempo con mis amigas, tendría
cuarenta gatos y al cabo de un tiempo ellos se convertirían en mi vida
La poca gente que estaba presente se rio tras mi sincera
declaración.
-
Después de conocer a un rey me di cuenta de que
yo quería ser su reina. Apenas pasamos tres días juntos en ese viaje pero no sé
cómo ni por qué algo nos unió tanto que dos meses después ya estaba haciendo
una de las mil locuras que hecho junto a ti. Cariño, nunca seré capaz de
agradecerte todo lo que has hecho por mí. Tú viste mas allá de la imagen de
chica fuerte que pretendía dar, viste a una joven sin apenas autoestima que tenía
muchas ganas de comerse el mundo pero no la suficiente valentía como para dar
el primer paso hacia ese gran sueño. Gracias a ti he aprendido miles de cosas pero la más importante es que he aprendido lo que significa estar
verdaderamente enamorada. Si tú me das el sí en unos minutos sé que voy a pasar
el resto de mi vida con mi alma gemela, el futuro padre de mis hijos y el
hombre más sexy que he visto en mi vida. Te amo
El cura hizo la pregunta y sin ninguna duda los dos
respondimos un rotundo sí. En ese momento y para el resto de mi vida seria Emma
Irons, la mujer del hombre más maravilloso del mundo.
-
Puedes besar a la novia
-
Por fin –respondió haciéndonos reír a todos-
Con mi vestido negro, la cara llena de lagrimas y más
nerviosa que nunca, deje que me diera nuestro primer beso como marido y mujer.
Ese día no se borraría de mi memoria nunca; todo lo que había imaginado se había
hecho realidad.
Después de la ceremonia un amable chico nos llevo al lugar en el que íbamos a celebrar el banquete. Ya que
estábamos en la India no había mejor forma de celebrarlo que con comida típica
de allí, incluso alguno de los asistentes creyó oportuno cambiarse de ropa
mientras comíamos.
-
Tu vas con un vestido negro y mi padre con un Dhoti
o como se llame. Todo muy normal
El Dhoti era el traje típico de la India para los hombres
algo a lo que creo que ninguno de los asistentes estábamos acostumbrados a ver.
Jeremy era un poco especial pero nunca creí que tanto como lo estaba siendo
durante el banquete. Todos sin excepción estábamos atentos a lo que hacía o
dejaba de hacer, era muy cómico verle con el traje.
-
No sería lo mismo sin él, hay que comprender que
el pobre se nos hace mayor –dije divertida-
-
Que has dicho? –pregunto Jeremy-
Max no paraba de reír mientras su padre y yo empezábamos a
discutir en broma. Por ese y mil momentos más sabia que mi boda iba a ser
diferente al resto; a veces solo hace falta el grupo de personas adecuadas a tu
lado para hacer de un simple día el mejor de todos.
-
Me hubiese encantado que Jake y Allie pudiesen
haber venido. Los echo de menos
-
Lo sé, lo intentaron pero por el rodaje de la
película Jake no podía irse tantos días
-
Sabes que adoro a todos los que han venido pero
en verdad ellos han sido unos de los culpables de que estemos donde estamos
ahora. Allie siempre ha estado cuando más la he necesitado, es como una hermana
para mi
Y para él también, tanto Allie como Jake desde que Max y yo
comenzamos nuestra relación nos habían apoyado en todo incluso aceptado
decisiones nuestras que muchas veces eran más que estúpidas. A veces me sentía
como que ellos eran los padres y nosotros dos, dos estúpidos que aun no sabían
lo que era el amor de verdad, gracias a ellos poco a poco fuimos
descubriéndolo.
En nuestra boda no estaban pero eso no significaba que se
tuvieran que perder ese momento. Le pedimos a Samuel, el hermano de Max que nos
grabara y en menos de 5 minutos ya teníamos un video agradeciéndoles a nuestros
grandes amigos todo lo que habían hecho por nosotros.
-
Aun no se me olvida el día que fui a casa de mi
hijo y una preciosa niña de apenas 20 años llamo a la puerta. Su cara lo decía
todo, no esperaba ver a una mujer mayor en casa de un chico que apenas conocía.
Nunca dije nada pero aquel día supe que lo que mi hijo iba a vivir no era algo
que pasara todos los días, normalmente no conoces a alguien durante un rodaje y
al cabo de dos meses estas locamente enamorado de ella.
-
Eso es lo que tú te piensas –dijo un divertido
Jason, el director de la película de Max-
-
Bueno, a excepción de Jason a pocas personas les
suele pasar eso
Nunca había visto a Sinead tan divertida. Era la única que había
preparado un discurso para la boda pero eso no la ponía para nada nerviosa, era
una mujer digna de admirar.
-
Habéis pasado por mil historias para ahora estar
aquí. El único consejo que puedo daros es que no dejéis que nadie intente
destruiros, el amor que os tenéis el uno al otro es mucho más fuerte que nadie.
El tiempo os lo ha demostrado ahora cuidarlo
No lloré pero apunto estuve de hacerlo, había tanta verdad
en las palabras de mi suegra que a veces dolía un poco escucharla por boca de
alguien que ahora era parte de mi familia.
- Como sigamos así voy a convertir a Agra en la
primer ciudad con un océano dentro de ella
-
Esto tiene que ser un día feliz no el día para
llorar –En ese momento paso un brazo por encima de mis hombros y me abrazo
contra el- Te quiero mucho
-
Te has dado cuenta de que ahora soy Emma Irons?
Esto es surrealista
Max ya no se sorprendía por nada, en vez de estar en mi boda
parecía que estaba en un mundo paralelo, a veces los nervios conseguían hacer
eso conmigo.
-
Emma, preciosa mírame –dijo acariciando mi cara-
Olvídate de todo y disfruta. Da igual que te llames Emma Irons o te llames Epifanía,
es tu boda y esto no se va a volver a repetir asique levanta el culo y vamos a
pasárnoslo bien con todas estas personas
Tenía toda la razón, ya tendría tiempo para pensar en mis
cosas.
Me levante de mi asiento e intentando ser amable salude y hable un rato con las personas que habían viajado hasta allí, con la tontería de mis nervios ni siquiera había tenido tiempo de hablar un rato largo y tendido con mi madre.
Me levante de mi asiento e intentando ser amable salude y hable un rato con las personas que habían viajado hasta allí, con la tontería de mis nervios ni siquiera había tenido tiempo de hablar un rato largo y tendido con mi madre.
-
Estas preciosa cariño. El abuelo estaría muy
orgulloso de ti
-
Lo se
-
Cuando conoció a Max me pregunto donde habías
conocido a ese gigante. No supe que contestarle –dijo a punto de reír- Cuando
se conocieron un poco mejor cambio su opinión sobre él, seguro que ahora esté donde esté le encanta verte asada con el
-
Eso espero –respondí controlando las lagrimas-
Busque a Max con la mano y le conté lo que acababa de
decirme mi madre, los dos reímos pero esa risa solo ocultaba tristeza por no
poderle tener allí con nosotros. Jeremy hacia ahora de padre pero mi abuelo fue
siempre la persona que me cuido y no poder tenerle a mi lado en ese día tan especial lo hacía todo un poco melancólico y triste.
-
Piensa en algo divertido… no sé, imagíname
bailando sevillanas
-
Eres tonto –dije riendo- Ahora sí que se porque
me he casado contigo
-
Pues menos mal
Si no hubiera recordado a mi
abuelo no hubiese sido un día perfecto. El al igual que muchas personas
queridas no estaban a nuestro lado pero teníamos que aprender a sobrevivir sin
ellos, a partir de ese día Max y yo empezábamos una nueva aventura juntos y de
lo único que teníamos que preocuparnos era de ser felices el uno con el otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario