jueves, 8 de agosto de 2013

capitulo 14

Cassie aun no llamaba y yo estaba a punto de volverme loca. Esperaba en el aeropuerto a mi vuelo hasta España y lo único en lo que podía pensar era en ese maldito casting, ni siquiera me acorde lo que Max me había dicho “Llámame cuando salgas”. El pobre me esperaría horas en Madrid sin saber a qué hora iba a llegar; lo malo de comprar un billete a última hora era que ni yo misma sabia que vuelo tenia.

-          Hay WiFi? –pregunte sorprendida-
-          Si. En cuanto la avisemos podrá usarlo

Salvada a última hora, de esa forma podía mandarle un mail a Max y con suerte no se pondría nervioso.

El día anterior habíamos hablado sobre qué hacer y si todo salía como estaba planeado Max ya llevaría horas en Madrid. Desde allí los dos iríamos a mi ciudad juntos y con suerte esos 3 días con la familia y mi novio serian perfectos.

-          Acabo de llegar, han llamado?
-          Me han mandado un mail asique supongo que también lo habrán hecho contigo. Te quieren en Nueva York en 2 semanas, les he dicho que vives allí asique no hay problema
-          Entonces me han cogido?

Estaba a punto de empezar a gritar a no ser por culpa de que estaba en el aeropuerto y había mil personas a mi alrededor.

-          Por qué crees que decidí representarte? El papel es tuyo

Entregue mi pasaporte en el control y nada más pasarlo comencé a saltar. Nadie podía imaginar lo feliz que era; quizás no era un papel muy grande, pero la película lo era y eso era lo que contaba. Había actores confirmados de los cuales había visto millones de películas, era un sueño poder trabajar con ellos.

No pude controlar las lagrimas y con la cara roja y el pelo alborotado fue como volví a ver a mi novio.

-          Max!!!

Mientras corría hacia el llorando podía notar como toda la gente que esperaba a sus familiares o amigos posaba la mirada sobre mí. Comprendía que lo hicieran, no siempre se veía a una persona llorar de la forma que yo lo estaba haciendo.

-          Que ha pasado?
-          La… la película –respondí entre sollozos-

Era la persona más feliz del mundo, conseguía el papel, volvía a ver a mi novio y por el momento nada podía salir mejor. Lo único que me faltaba era llegar a casa y después de tantos meses sin poder hacerlo, abrazar a mi familia y a mis amigas.

Pasamos la noche dentro de un bus hasta llegar a mi ciudad, allí cogimos un taxi a las 5 de la mañana y por fin después de tantas horas y mucho cansancio llegamos a casa.
Gracias a que aún conservaba la llave de casa pudimos entrar sin despertar a nadie. Lo primero que pensé nada más entrar fue que olía raro, quizás mi madre había estado cocinando algo y el olor aun no había desaparecido. Más tarde pensé en ir a despertarla para decirle que ya estábamos allí pero lo mejor sería ir a mi habitación dormir un poco y a la mañana siguiente ya se daría cuenta de que habíamos llegado.

-          Estas despierta?
-          Si –respondí mientras miraba el techo-
-          Llevamos casi 8 meses juntos, contando ese mes on-off y el mes del absoluto caos
-          Entonces llevamos 6 meses
-          Bueno si lo miras así si –comenzó a acariciar mi mano suavemente- Te casarías conmigo?

Sorprendida por su pregunta me levante de la cama y espere alguna frase más por su parte. No entendía si se refería a en un futuro o que me lo estaba pidiendo, mi insomnio me impedía pensar con claridad.

-          Sé que eres la mujer de mi vida. Casémonos
-          Estás loco
-          Nunca había dicho algo tan enserio –se sentó sobre la cama y volvió a coger mis manos- Se que no estaba previsto y no tengo ningún anillo pero… Emma quieres casarte conmigo?

Era una persona que le daba muchas vueltas a las cosas y en ese momento parecía no tener tiempo para pensar nada. Todo era demasiado raro y a la vez precipitado.
Max me miraba suplicando una respuesta pero mi cabeza no era capaz de asimilar lo que acababa de ocurrir. Con menos de 1 año juntos y muchos problemas, él aun seguía teniendo fe en nuestra relación; yo también la tenia pero no sé si tanto como para casarme.

-          Dicen que a la tercera va la vencida
-          Eso es un no?

Era la segunda vez que me pedía matrimonio y aunque esta vez la pedida fuera igual de estúpida que la primera, respondí sí. Era de locos casarnos tan pronto y encima yo a punto de cumplir 21 años, pero el amor era así y si esto había ocurrido por algo seria.

Por el momento era mejor mantenerlo en secreto, estábamos comprometidos pero aun no había fecha para la boda y ojala continuásemos así durante varios meses más.

POV Max

Apenas un mes para navidad y yo ya tenía el regalo que tanto deseaba, por fin Emma había aceptado casarse conmigo. No había prisa, con tan solo saber que era mi prometida todo era perfecto. Ni mis padre ni los suyos tenían que enterarse o pensarían que nos habíamos vuelto locos, mas por parte de ella que mía pero lo pensarían. Una chica de 20 años saliendo con alguien 7 años mayor ya era raro, casarse con él aun lo era más, la diferencia era que nosotros estábamos enamorados incluso después de todos los problemas que habíamos superado.

Desde que Mark murió no había vuelto a ver a su familia y era algo incomodo volverlos a ver después de eso y el problema que había tenido con su hija. Quizás lo mejor era poner una sonrisa y aparentar normalidad, Emma ya me había dicho que no tenía que pedir perdón a nadie.

-          Buenos días prometida –me levante un poco y le di un beso-
-          Más bien buenas tardes. Son las 3 –respondió sonriendo- es hora de levantarse dormilón. Tienes que saludar a tu suegra

Me vestí y la seguí hasta donde fuera, aun no estaba acostumbrado a estar en esa casa, me sentía un extraño.

Los padres de Emma se habían separado hacia un par de años. Em apenas se llevaba con su padre, según ella nunca se comporto como tal, la persona con la que había vivido siempre era su abuelo asique la única persona que ejercía como figura paterna era ese encantador hombre de casi 80 años. A él era al único que tenía que pedirle permiso para casarme con su nieta, aunque fuera algo antiguo siempre me había hecho ilusión poder hacerlo.

-          En qué piensas?
-          Nada –respondí abstraído- No entiendo nada de lo que habláis, me tenéis abandonado
-           No es verdad

Con tan solo darme un beso en la mejilla y abrazarme ya me daba por contento, era normal que tuviera mil cosas que hablar con su madre. Aparte del problema con su padre todos estaban muy unidos, eran una familia increíble.

Aproveche ese tiempo para pensar en todas las cosas que tenía que hacer, eran demasiadas y en ninguna de ellas podía incluir a Emma. Tener los dos trabajo era algo de agradecer pero a veces era lo peor que nos podía ocurrir. No podía creer que íbamos a pasar su cumpleaños separados, era el primero juntos y supuestamente tenía que ser especial.

-          No tenias que haber nacido en esa fecha –susurre muy cerca de su oído-
-          Voy a estar sola y abandonada en mi mierda de apartamento mientras tu estas en Londres con tu familia. La que debería estar mal soy yo

En eso tenía razón, si lo mirábamos por el lado malo era mucho peor para ella que para mí, al menos siempre nos quedarían las llamadas por teléfono o skype, pero nada tan bueno como el sexo de cumpleaños.

-          Hay sexo de cumpleaños?
-          Y de navidad, y de año nuevo y sexo por pena… puedes tener sexo cuando quieras
-          Podemos tener sexo porque me acabo de comer este plato de macarrones y me siento culpable por ello?
-          Si –respondí afirmando con la cabeza-

Me sorprendía lo parecidos que éramos, llegaba un momento que hasta me asustaba ver como una chica podía llegar a ser igual que yo.

-          Nunca me ha pasado
-          Ya lo sé –respondió ella a punto de llegar a una parte muy intima de mi cuerpo-
-          Lo digo en serio, nunca
-          No te preocupes soy gafe -dijo volviendo a tumbarse a mi lado-

Nunca me había pasado. Saber que su madre estaba a escasos metros de nosotros me ponía de los nervios, así nadie podía hacer el amor con su novia.

-          No debes preocuparte
-          Si claro que me preocupo! –grite agobiado- dios solo quiero echar un polvo
-          Pues tu cuerpo te dice lo contrario –se apoyo contra mi pecho y observo mi cara de preocupación- háblame de algo
-          Emma no estoy con ganas de hablar
-          Ni tampoco de tener sexo asique no te queda otro remedio que darme conversación. Vamos levanta

Se coloco detrás de mi espalda y mientras yo le contaba todo lo que me pasaba por la cabeza, ella se dedicaba a darme un masaje. Así debería ser siempre, no me refiero a que mi pene no respondiera cuando lo tenía que hacer sino a que de vez en cuando nos venía bien tener una conversación seria.

A veces la persona que supuestamente tenía que ser la más adulta dejaba de serlo y ese era mi caso. Emma con lo joven que era sabía manejarme mejor que yo mismo, sabia cuando y como hacerlo y eso era algo por lo que me enamore de ella.
Ahora pensaba en el futuro y estando casado veía los mil cambios que tenía que dar, no podía seguir comportándome como  un crio cuando me diera la gana, de ahora en adelante siempre tenía que ser adulto y cuidar de mi familia. Emma seria mi familia por el resto de mi vida.

-          Oh dios mío no sabía que tuvieras tantas cosquillas
-          Em Em para –dije entre risas y movimientos estrambóticos- Emma que me da un ataque al corazón
-          No lo digas ni en broma –paró de hacerme cosquillas y me miro muy seria- No juegues con esas cosas, no quiero ni pensar en que te vuelva a pasar lo de aquella vez
-          Lo siento

Ese iba a ser mi primer cambio, no bromear con algo tan serio como una parada cardiaca. Le había prometido fumar menos y aunque me costara mucho e incluso me llegase a enfadar, tenía que cumplirlo.

Apenas serian las 10 de la noche pero entre que su familia cenaba pronto y nuestro intento de hacer el amor fue en vano, no tardamos mucho en quedar dormidos. Abrazar su cuerpo mientras dormía, notando su respiración en mi pecho y sus manos rozando mis brazos, se había convertido en algo con lo que no sería capaz de vivir. Emma era indispensable en mi vida pero sus muestras de cariño lo eran aun mas; me hacía saber que por fin después de tanto tiempo alguien me quería de verdad.

-          Ultimo día en casa… prometido

Acariciaba mi barba de escasos días y me miraba igual que una niña recién despertada, era un placer poder despertar a su lado.

-          Buenos días prometida

No tenía muchas ganas de hablar, si por mi fuera la hubiera cogido por la cintura, la hubiese tumbado sobre mi y la convencería para pasar todo el día en esa cama. Cuando llevas absolutamente todos los días caminando de un lado a otro de la ciudad conociendo a gente nueva al final terminas deseando pasar 24 horas sin moverte de la cama.

Aun tenía que hablar con el abuelo de Emma y ni siquiera sabía cómo explicarle que le había pedido matrimonio a su nieta y necesitaba su consentimiento.

-          Por mi no hace falta que le digas nada. Me voy a casar quiera el o no
-          Sería capaz de decirme que no? –pregunte preocupado-
-          Mi abuelo solo quiere lo mejor para mí. A no ser que te vea como un traficante dudo que diga que no. Todos te adoran

Eso parecía, pero hasta que no escuchase una respuesta positiva no iba a estar convencido de ello.

Nos levantamos y sin ni siquiera vestirnos, con tan solo el pijama, fuimos a desayunar. Su madre y dos de sus amigas estaban allí, mirándome como si fuera pecado ir en pijama por casa.

-          Con gafas y sin camiseta –me abrazo- te miran por lo sexy que estas, no por otra cosa
-          Pues dan miedo –susurre cerca de su oído- gracias por el cumplido
-          No las des –respondió con una sonrisa picara- Tengo mucha hambre asique mas te vale sentar el culo ahí y hacerme compañía mientras me como todo esto

No quería parecer grosero pero desde que habíamos llegado a España Emma no dejaba de comer, parecía que la comida de Nueva York era lo peor y apenas había comido en meses. Su familia iba a pensar que la tenia abandonada.

Mi madre no dejaba de llamarme, era igual que cuando era pequeño, no entendía a que se debían tantas ganas de hablar conmigo últimamente. Sabía que al día siguiente ya iba a estar en Londres, era estúpido llamar solo para preguntar si iba a ir a la cena de navidad con toda la familia o si me iba con Emma. Ciertas cosas era mejor hablarlas en persona.

-          Está bien, es normal –acaricio mi mano- además yo ese día creo que empiezo a grabar. Cassie me aviso de que este mes empezaba el rodaje y no importaba si era navidad o año nuevo
-          Año nuevo también?
-          Supongo que a las 12 de la noche no tendremos rodaje. Ya sabes las prisas que llevan algunos

Algunos, porque lo que era mi película iban más lentos que una mula. Llevábamos casi 3 meses grabándola y yo apenas había rodado la mitad de las escenas en las que tenía que salir; todo era un descontrol.

-          Ay pobre –dijo su madre-
-          Tienes 2 segundos para echar a correr

Tenía ganas de jugar y lo hizo muy bien cuando a mitad del desayuno me aplasto una tostada en la cara. Sus amigas reían, algo que Emma no hizo cuando la cogí en brazos al llegar a su habitación.

-          No tiene gracia Max. Ahora tengo que ducharme –molesta me dio un golpe en el pecho y se separo de mi lado-
-          Es preocupante lo mal de la cabeza que estas –la volví a coger de la mano y la pare antes de que se fuera enfadada de verdad- Lo siento… aun nos podemos duchar juntos.
-          Eres tonto

Al menos había conseguido hacerla reír. A veces entendía sus enfados pero esta vez me parecía una autentica estupidez, además ella sola se había ganado que me limpiara sobre ella.

No le di más importancia de la que tenia y continúe como si todo estuviera igual que siempre.  Aun tenía que hacer mil cosas y tener una pelea en ese momento era lo peor que podíamos hacer.

-          No le digas nada a mi abuelo
-          Em estas enfadada de verdad?
-          No, solo que no quiero que le digas nada a nadie. Si queremos mantenerlo en secreto es una estupidez pedir consentimiento

Estaba enfadada y ahí me hacia darme cuenta de lo niña que seguía siendo a veces. En algún momento tenía que dejar de comportarse como una adulta y demostrar la edad que tenia; no pudo escoger mejor momento que ese, parecía que todo iba a salir mal por culpa de una maldita tostada.

Lograba hacerme enfadar a mí y sin darme cuenta llegaba a comportarme como mi padre. No salían las cosas como me gustaban y al final todo me parecía mal. Hasta que no escuchara un sincero “estoy bien” el que no lo iba a estar seria yo.

-          Eres odiosa te lo juro. Ha sido solo una broma Emma! Si no te gusta que te lo hagan no empieces con esos juegos
-          Déjame tranquila porque no quiero terminar mal. Me voy a duchar, luego nos despedimos de la gente y si te da la gana nos vamos a Londres

De no ser porque su madre y sus amigas aun seguían a escasos metros hubiera lanzado algo contra la pared, en vez de eso salí a la terraza y fume hasta que llegara el momento en el que me tranquilizase.

Tal y como la conocía sabia que la muy idiota estaría en el baño llorando entre el agua de la ducha; prefería esconder sus sentimientos antes que demostrar que estaba mal.

-          Voy a entrar
-          No lo hagas!
-          Estoy dentro –dije con los ojos cerrados- puedo?
-          Sera por veces que me has visto desnuda. Que quieres?
-          Solucionar las cosas
-          Ahora no es momento. Sal por favor

Esta vez no iba a ser cuestión de decir unas palabras bonitas, necesitábamos una larga conversación para poder solucionar esa estupidez de problema. Seguramente Emma volvía a agobiarse por algo que yo aun no sabia, y pretendía ocultármelo. 

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