miércoles, 3 de julio de 2013

Capitulo 4

Apenas le quedaban 3 horas en Madrid y lo máximo que habíamos hecho era ir a comer a un bonito restaurante en el centro de la ciudad.
Era genial lo bien que me sentía a su lado, durante todo el viaje en bus había llegado a pensar que quizás lo que vivimos en Brujas solo era una mentira y él en realidad no era así. Tenía un lio en mi cabeza que ni yo misma sabía lo que quería.

-          Ah! Odio estos malditos bichos
-          Mariposas?
-          Las odio!
-          -reí- que raro eres

Fumábamos sentados en un banco y aunque para otras personas fuera incomodo para mi ese silencio que creamos era perfecto.

-          Que significa esto? Porque hemos quedado aquí? -preguntó-
-          Querías verme
-          Y tú a mi?
-          Me moría de ganas –respondí tímida-

Ahora sí que todo era un poco incomodo. Me levante y camine unos metros mientras terminaba mi último cigarro, necesitaba esos segundos solo para mí. Decirle una verdad tan clara a un chico me ponía muy nerviosa.

-          Voy a besarte y esta vez no me vas a interrumpir –susurro muy cerca de mi oído-
-          Espera…

Era imposible esperar más cuando sus manos ya estaban rodeando mi cuello y su boca poco a poco se iba acercando a la mía. Tenía que controlar mi cuerpo, no podía dejar que ese beso me transformase igual que lo habían hecho los de veces anteriores.

-          Max –retome la respiración apoyada contra su frente- esto es imposible

Fijo su mirada en mis labios y no dijo nada. El momento parecía haber llegado y de una vez por todas tenía que decidir a quién hacer caso; mi cabeza la cual me decía un NO rotundo, o mi corazón que me decía si aunque con un poco de miedo.

-          Despacio… bésame despacio
-         Te he dicho que eres preciosa? –pregunto sonriendo-

Entre un beso y otro se me escapo un pequeño “quédate” que con suerte Max no habría escuchado. No tenia que enterarse que me volvía completamente loca tan pronto, no le daría ese gusto.

Antes de montar un espectáculo por las calles de Madrid cogimos un taxi hasta mi hotel, esas pocas horas juntos teníamos que disfrutarlas. No con sexo pero si con besos, muchos besos.

-          Hacía tiempo que no estaba así
-          En la serie seguro que besas a muchas chicas
-          Solo a una y ella no es como tu

Típico, yo era especial. Bonita frase si quería terminar acostándose conmigo.

-          Solo te conozco de 2 días y te puedo asegurar que me gustas demasiado

-          Claro –respondí irónica-

Era la persona más mal pensada del mundo y no quería que por mi culpa terminásemos discutiendo. Ni él se lo merecía ni yo me lo merecía, mis quemaduras de cabeza tenían que quedarse ahí dentro.

Max me miraba fijamente y mi cuerpo poco a poco se estremecía, conseguía volverme loca, necesitaba besarle cada minuto a su lado. Era algo que solo él conseguía, ni siquiera mis ex novios habían conseguido tenerme de esa forma.

-          Deberíamos ir saliendo hacia el aeropuerto, no quiero que llegues tarde
-          Si, eso estaría mal

Con cada palabra de más una prenda menos tenían nuestros cuerpos. La pasión acababa de surgir y no era el momento más adecuado.

-          Solo sexo –dije entre gemidos- oh dios… solo sexo

Le mande parar un par de veces pero parecía que sus ganas de seguir disfrutando eran mayores a las ganas de parar. Iba a perder el vuelo y aunque yo le repitiera continuamente la hora que era Max no cesaba.

Termine gritando su nombre; nunca hubiese creído que alguien podría hacerme estremecer como él lo acababa de hacer. Los dos cuerpos sobre la cama y apenas podíamos movernos.

-          Voy a perder el vuelo por tu culpa –dijo entre risas- Gracias

Con el beso que me acababa de dar ya era más que feliz. Habíamos hecho una locura y al final había salido más o menos bien, el único problema era que ahora tendría que dormir con el todo el día. Un problema de los grandes, irónicamente.

Su vuelo salía a las 8 y ni siquiera habíamos salido del hotel asique ya estaba más que perdido. Decidimos aprovechar el tiempo y visitar un poco la ciudad. Parecíamos una pareja de novios formal, en cambio éramos algo más parecido a amigos con derecho a roce.

-          Tengo que avisar de que no voy hoy. A saber con qué cara llego yo mañana al rodaje
-          Pues con la cara de tonto que tienes siempre

Nos miramos divertidos y terminamos riendo.
Cada vez se me hacia mas difícil pensar que quizás nunca más lo volvería a ver y que eso solo había sido un rollo de una noche. Incluso con tan solo quedar para tener sexo me valía.

Hicimos un par de compras, fumamos varios cigarros y cuando menos me lo esperaba dos chicas se acercaron a nosotros, eran fans de Max.
No tenía ni idea de cómo actuar, quizás lo mejor era apartarme y dejarles a ellos solos.

-          Emma ayúdame por favor –dijo cogiéndome de la mano- No entiendo nada
-          Hola chicas

Intente hacer de traductora y no estuvo nada mal la experiencia. Las chicas fueron muy agradables y hasta pudimos reír un rato junto a ellas.

-          Qué difícil es tu vida con tantas chicas muriendo por tus huesos
-          Difícil es, sobre todo si tengo que viajar hasta aquí para verte

Lo abrace agradecida por escuchar lo que acababa de decirme. Ojala pudiésemos vernos todos los meses.

Antes de seguir pensando en todo lo malo que podía venir preferí aprovechar las horas, ir a cenar, ver una película en el hotel y dormir abrazada al metro noventa que estaba a mi lado.

Había conocido a un chico que sorprendentemente era igual que yo y ahora tenía que despedirlo sin saber lo que nos podía deparar el futuro. Un abrazo y la tonta de Emma ya estaba a punto de llorar.

-          Me ha encantado volver a verte preciosa –dijo sujetando mi cara son sus manos- Prométeme que me esperaras
-          No puedo prometértelo si no estoy segura de que vas a volver
-          Tu vas a venir a Londres. Vas a estar todo el verano en mi casa… a que si? –me beso-
-          No se Max

Una sonrisa estúpida acababa de aparecer en mi cara. No podía ocultarle que me gustaba la idea aunque no estuviese muy convencida de si iría o no.

-          Dame un beso y vete ya. Londres igual tiene que esperar un poco
-          No te lo voy a dar hasta que no vengas
-          Pues te vas tan pancho

Con lo poco que lo conocía sabía que no se iba a ir así sin más asique o aceptaba que podía no ir a Londres o se iba sin beso.
Una despedida complicada pero que teníamos realizar.

De nuevo estaba sola y en lo único que podía pensar era en él y en las horas a solas que me quedaban en ese bus hasta poder llegar a casa. Todo lo vivido parecía un sueño o casi una pesadilla por saber lo lejos que lo tenía.
No éramos ni novios y ya podía sentir lo mal que lo debían pasar las parejas que vivían separados. Quería llorar pero a la vez quería ser fuerte, eran tantas cosas en mi cabeza que por mucho que pensara no iba a solucionar nada.

3 meses más tarde, 21 de Julio:

-          He visto fotos tuyas con otra chica. Como quieres que vaya ahora?
-          No es mi novia
-          Pues lo parecía –respondí enfadada- Max déjalo, ha pasado tiempo y tú has hecho tu vida
-          Pero que no he hecho nada Emma. Eres capaz de que me haces ir a buscarte
-          Lo cojonudo es que no somos nada!

Estaba de los nervios. Era celosa pero nunca hubiese imaginado estarlo tanto de una chica que ni sabia quien era ni que hacía con Max.

-          Para no ser nada bien que te enfadas. Dije que te iba a esperar
-          Dijiste que yo te esperara, no tu
-          Y lo has hecho, verdad? Pues digo yo que significara algo. Te juro que no he tenido nada con esa chica, solo nos hicieron una foto. Creo que era una de las hijas del dueño del local
-          Tú y yo tenemos que hablar largamente porque me está hirviendo la sangre

Ya no había forma de ocultar los celos que tenia. Quería matar a alguien y a poder ser a Max, por momentos lo odiaba. No tenía que haber aparecido en mi vida y cambiarlo todo a lo bestia.

Hablábamos casi todos los días y lo único que conseguíamos era discutir sobre si yo tenía que ir o el tenía que venir a verme. Nadie aclaraba lo que éramos y creo que ese era el motivo de todo; si alguno dejase claro lo que quería con el otro seria mucho más fácil viajar a Londres o que el viniese a mi casa.
Teníamos miedo a que eso fuera a mas y nos daba miedo decirlo.

Parecía cosa de estúpidos pillarse por una persona que apenas conocías.

-          Que pasa ahora Max?
-          Acabo de comprarte un billete a Londres. Si quieres venir aquí te espero, sino pues ya veremos qué hacer
-          Eres gilipollas
-          Lo soy porque me gustas mucho y quiero verte

Aun así seguía siendo gilipollas, en este caso mi gilipollas. No sabía qué hacer pero quizás con el billete y todo ya pagado la balanza se ponía algo más a su favor.

De mis justos días de vacaciones apenas había tenido tiempo de estar relajada y me lo merecía. Necesitaba salir con las chicas, emborracharme y pasar las tardes fumando, aunque esto último ya lo solía hacer prácticamente a todas horas. Tenía que despejar la cabeza y pensar en algo que no fuera Max.

-          Vas a ir?
-          Nada de Max en al menos 2 horas. Por favor –suplique-

Aunque esas fueran mis palabras no ocurrió como dije, el alcohol consiguió todo lo contrario. No era capaz de sacar a Max de mi cabeza y encima no paraba de repetir que iba a ir a Londres a verlo, cosa que no estando borracha aun no había decidido.
Quizás tenían razón con eso de que los borrachos siempre dicen la verdad.

Sin ni siquiera avisarle de que iba decidí coger el avión e ir a Londres. Sabia su calle asique dándosela a un taxista esperaba llegar sin problema. Necesitaba saber donde, como y quizás con quien vivía. No me apetecía ver una casa súper arreglada solo para mi, quería conocer al Max de todos los días.

-          Esta Max?

Me puse tan nerviosa al ver a aquella mujer abriéndome la puerta que todo el inglés que sabia se acababa de borrar de mi cabeza

-          De parte de quien?
-          De Emma, una amiga
-          Emma? –pregunto sorprendida- Pasa cielo. Creo que no te esperaba

Necesitaba preguntarle quien era y porque me conocía. Con suerte esa señora de suponía unos 60 años no sería su novia o algo raro.

-          Soy la madre de Max –dijo muy sonriente-

Parecía una mujer bastante agradable. Mientras Max no aparecía ella me entretenía contándome que había ido hasta allí a ver qué tal estaba su hijo y de paso a llevarle algo de comida. Era una madre en toda regla.

-          No me lo creo –dijo una voz detrás mía- Llegas y a la primera persona que ves es a mi madre
-          Empieza a lo grande –respondió la mujer- Os dejo a solas. Mañana hablamos

Con una sonrisa me despedí de ella y a continuación me dedique a mirar a Max esperando unas palabras por su parte. Después de la última llamada que tuvimos no sabía muy bien como estaba nuestra situación. Ir hasta allí había sido un gran paso pero conociéndonos todo podía cambiar en segundos.

-          No me apetece dormir aquí
-          Mañana te veo?
-          Claro

Los celos habían vuelto a aparecer; ninguno era capaz de olvidar todo lo que nos habíamos hablado.

Ni siquiera quise ir en su coche, prefería ir sola en el metro y perderme por esa gigantesca ciudad que apenas conocía. Odiaba estar así conmigo misma, siempre era tan previsora y por una vez en la vida eso no estaba previsto.

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