jueves, 3 de octubre de 2013

capitulo 23

Con tatuaje y sombrero nuevo fue como me despedí de mi madre. Cada vez se me hacia mas difícil decirle adiós pero no me quedaba otra, mi vida en Nueva York me esperaba y con qué ganas me esperaba. Entrevistas para promocionar la película, sesiones de fotos, el rodaje de la nueva película, buscar un piso… muchas cosas y muy poco tiempo.

-          A este paso vamos a tener que casarnos hoy o esperar 10 años a que tenga un minuto libre
-          Podemos casarnos hoy
-          Claro y también ir a Hawái a tomar un poco el sol. A las 12 hemos quedado con el hombre del piso de Greenwich Village asique deberíamos ir saliendo

Max a veces daba más miedo que yo, a quien se le iba a ocurrir casarnos un día así a lo loco? Si lo llegásemos a hacer su madre me mataba. Sinead estaba más ilusionada por esa boda que incluso nosotros dos, cada vez que llamaba para preguntar como estábamos de alguna forma u otra terminaba preguntando si teníamos fecha para la boda.

Habíamos visto varios pisos pero ninguno como el que nos acababan de enseñar. En cuanto me sentí una pequeña Carrie Bradshaw supe que tenía que ser mío, era ese piso o ninguno.

-          Un millón y medio? Vamos a estar pagándolo toda la vida
-          Los otros pisos no bajaban de los dos millones. Piensa que es Nueva York no tu ciudad
-          Nos la vamos a jugar mucho como luego no tengamos trabajo
-          A mí me encanta pero eres tú la que decides. Podemos mirar más pisos

Todo el peso en mis manos, lo que eligiera seria nuestro futuro. Mirar más pisos o quedarme con la casa que me hacía sentir en Sexo en NY, una decisión complicada.

“Nueva casa, nueva vida, nuevo novio? Carrie Bradshaw vuelve a Nueva York”


Estaba tan emocionada con la decisión que hasta tuve que ponerlo en twitter. Igual en unos meses me arrepentiría pero por el momento lo hecho, hecho estaba.

Antes de que alguien se molestara llamamos a nuestras respectivas familias y les contamos la locura que habíamos hecho. Por una parte se alegraron por nosotros y por la otra no tanto; mi madre no paraba de repetirme que era mucho dinero, que nos íbamos a arruinar y mil cosas más para que me replantease la idea de seguir en mi pequeño piso de 60 metros cuadrados.

-          Deja de estresarte, todo va a salir bien –dijo Max mientras me daba un masaje en la espalda- Solo se preocupan por ti
-          Porque te tienen miedo. Me voy a casar contigo con 20 años, me perviertes con sexo a todas horas y encima me dejas comprar un piso que aun no sé cómo voy a pagar
-          A todas horas? –pregunto sonriente-

Max siempre pensando en lo que quería. Era muy serio lo que le estaba diciendo pero a él parecía no importarle, si me contagiase un poco de esa seguridad todo sería mucho más fácil.

Entre más hablábamos sobre la casa menos importancia le daba a lo que mi madre me dijo. Era genial poder vivir en Nueva York junto a tu prometido, no todo el mundo podía permitírselo y yo por el momento podía. Lo que pasara en los siguientes meses no tenía por qué preocuparme porque básicamente no sabía lo que iba a ocurrir. Tenía que vivir en el presente y no en el futuro, algo que Max me repetía todos los días.

Pocos días después de encontrar piso tuve que irme de la ciudad e ir a Wilmington en Carolina del Norte para el rodaje de la película. Max esta vez no podía acompañarme asique me busque otro compañero de aventuras, Robbie.
Al menos conocía a alguien de los que íbamos a trabajar en la película, eso volvía todo más fácil. Si teníamos que interpretar a un grupo de jóvenes alocados teníamos que tener confianza en nuestros compañeros, por esa razón decidimos hacer una fiesta la primera noche de rodaje, así nos conoceríamos un poco mejor y de paso nos divertiríamos.

-          Me voy a ir a mi habitación. Estoy cansada y aun tengo que llamar a mi novio
-          Tiene que llamar a su novio –repitió Robbie imitándome- dale recuerdos de mi parte
-          Y de la mía –dijo Lucas, uno de los actores-

Reí y volví a despedirme. Otro día me hubiese encantado quedar más tiempo con ellos pero esa noche necesitaba hablar con Max, lo echaba de menos.

-          Solo llevas dos noches sin dormir conmigo y ya pasa esto
-          Te echo de menos. Qué tal te ha ido el día? Has ligado mucho?
-          No creo que tanto como tu –reímos- Mi madre ha llegado hoy a la ciudad y hemos pasado el día recogiendo cosas de tu apartamento. Parece que ahora soy yo la ama de casa
-          Perdón por no poder estar ahí con vosotros. No hace falta que lo llevéis todo ahora, disfruta del tiempo con tu madre
-          Ella ha querido hacer esto asique no le he podido decir que no, ya sabes cómo se pone luego. Creo que hasta le divierte hacer mudanzas
-          Tu madre es un amor
-          Solo ella?
-          Y tú también

Si alguien pudiese verme en ese momento vería a una persona triste pero a la vez feliz. Estaba feliz porque hablaba con Max y me seguía demostrando que me adoraba tanto como yo a él, pero también estaba mal porque no podía tenerlo a mi lado las 24 horas del día.

Iba a ser muy difícil hacerme a la idea de que no iba a volver a casa hasta dentro de un mes. Acostumbrada a estar con Max a todas horas parecía que no encontraba mi lugar en el rodaje; lo necesitaba a mi lado y no sabía cómo hacer eso realidad.

-          En dos días voy a verte. Estuve hablando con Cassie y ya me conto que tiene que ir por no sé qué papeles
-          Si, ya te contare. Aunque ella no viniese tu tendrías que estar aquí todos los días
-          Claro y así nunca encontrare trabajo y tendremos que olvidarnos del piso
-          Te quiero

Te quiero y Te echo de menos se habían convertido en mis dos frases favoritas.

En apenas 3 días me había convertido en la persona más pesada del mundo, a todo el mundo que tenía cerca le hablaba de mi prometido, de lo guapo y bueno que era conmigo y de lo mucho que lo echaba de menos. A ese paso nunca entablaría una amistad con la gente de allí, se limitarían a verme como la pesada de turno que actúa en la película y no deja de hablar de su novio.

Nadie puede negar que no interpretase bien a la chica alocada de la que tenía que hacer, pero en mi vida normal era totalmente lo contrario. Parecía que las ganas de fiesta y diversión las olvidaba junto a mi personaje.

-          Esta no es la Emma que conocí hace unos meses –dijo Robbie- que te pasa?
-          Estoy cansada
-          Aparte de eso?
-          Nada

Si le contase lo que me pasaba no terminaría nunca.

-          Max va a venir a verte, diviértete. Todos opinan lo mismo, parece que solo vienes a hacer tu trabajo y luego te vas. Así nadie se siente del todo cómodo contigo
-          Rob lo siento pero es que no tengo ganas de nada
-          Solo pasa un rato con nosotros cuando termines de grabar, aunque sea media hora. Yo por que te conozco y sé cómo eres pero por otros deben de flipar con el cambio que das de una parte a la otra
-          Lo intentare –respondí con una media sonrisa- 

Lo intente el primer día pero al siguiente ya estaba como siempre, o venia Max pronto o me volvía loca.

Fuimos hasta la playa y allí empezamos a rodar una de las últimas escenas de la película. Teníamos que hacer una fiesta en la playa y yo junto a Lucas meternos dentro del agua para a continuación empezar a hacer el loco.
Con lo mal que estaba y el frio que hacía no podían mandarme peor cosa. A saber cuántas veces íbamos a tener que repetir la toma.

-          Esto es lo mejor que he hecho en mi vida –dije riendo mientras seguía en el agua abrazada a Lucas-
-          Repetimos en 3, 2… acción!

La música a todo volumen, cientos de personas a nuestro alrededor, nosotros dos jugando en el agua… era una escena para recordar. Si todas las fiestas fuesen como la que estábamos haciendo no muchas personas sobrevivirían.

-         Terminada la grabación por el día de hoy. Hoy se os permite quedar en la fiesta… al menos yo lo hare –dijo el director-

Salí del agua y lo antes posible busque un albornoz que ponerme, estaba helada.

-          Emma, Emma, Emma –dijo Lucas mientras caminaba hacia mí y me abrazaba- Calor humano, estoy petrificado
-          Ya somos dos –respondí abrazandole aun mas fuerte-

Lucas era un cielo de chico, estaba loco pero aparte de esa locura de hombre que era también había una persona súper amable y muy atenta. Cada vez que me veía sola venia a hacerme compañía y no penséis que era por que quería algo conmigo porque estaba 99% segura de que no era así. Le encantaba tontear con las chicas pero si sabía que esa persona tenia novio era el primero en dejarla ir.

-          CASSIE!

En cuanto la vi me alegre por tener a alguien conocido allí, por fin veía una cara conocida después de varios días en Wilmington.

-          CARIÑO!

Ni Cassie ni nada, vi a Max a escasos metros de ella y ni siquiera pare a saludarla, tenía demasiada prisa por besar a mi novio.

-          He visto lo bien que te lo pasabas en el agua y ahí fuera eh? –dijo refiriéndose a mi momento con Lucas-
-          Calla la boca y bésame

Nunca creí verme en esa situación, besando a mi novio con todas las ganas del mundo en medio de la playa y con muchas personas mirándonos. Me daba igual todo con tal de estar con él.

-          Vamos al hotel  y allí hacemos la fiesta tu y yo
-          Esa es mi chica
-          Mas te vale haber fumado menos porque puedes ir imaginando lo que va a pasar
-          Estoy preparado para lo que quieras –respondió al ras de mis labios-

El día que viese a Max y no tuviera ganas de hacer el amor con el sería el fin del mundo. Necesitaba llegar al hotel lo antes posible y disfrutar al máximo del tiempo que nos quedase juntos.

           Te quiero mucho –dijo acariciando mi pelo-
-          No te vayas por favor

No dejaba de repetirle lo mismo. Estábamos los dos desnudos sobre la cama y solo podía pensar en que en unas horas Max volvía a irse a Nueva York. Mis sentimientos estaban a flor de piel y hasta la cosa más insignificante me afectaba, mi novio marchándose y dejándome allí sola en ese momento era lo peor que podía ocurrir.

-          Pero porque lloras? –pregunto casi haciendo de padre- Em… cariño
-          Soy idiota

Fue mirarle a los ojos y querer morirme. Me separaban de él y mi mundo se desmoronaba.

-          No quiero que te vayas pero sé que tienes que hacerlo –intentando controlar las lagrimas me tumbe sobre su cuerpo y lo abrace-  Si te contrato como mi asistente te quedas?

No respondió, se limito a acariciar mi pelo y con eso fue suficiente para saber cuál era su respuesta.

Ahí sí que podía admitir que me estaba comportando como una cría, solo pensaba en mi misma y no en lo que Max pudiera querer. El también tenía su trabajo y seguramente le gustaría tenerme lejos durante unos días, necesitaba disfrutar de la vida sin una loca a su lado.

-         Tienes a Robert, Cassie se va a quedar unos días aquí… no te preocupes por nada. Vas a pasarlo bien, la película es genial
-          Pero no te tengo a ti
-          Solo quedan 2 semanas de rodaje, además tampoco estamos tan lejos. Sabes que en cuanto pueda voy a venir a verte

Menos era nada. Si no quería agobiarlo lo mejor era que me callase la boca y disfrutase del tiempo junto a él sin pensar en lo que vendría; por estas cosas Max me repetía que pensara en el presente y no en el futuro.

Intente aprovechar el tiempo lo mejor posible y le conté todo lo que había ocurrido estos días mientras cenábamos la hamburguesa que habíamos pedido al restaurante del hotel.  Entre que hablamos de la mudanza y de la boda se nos fue toda la noche, me encantaba que fuera así pero a mi director seguramente no le gustaría encontrarse con una actriz cansada.

-          Tengo que irme
-          No lo repitas

Apenas pudo quedarse hasta que terminaron de prepararme para el rodaje. La pobre Sinead se había quedado en Nueva York haciendo nuestra mudanza y lo menos que podía hacer era devolverle a su hijo para que le ayudase un poco.

-          Yo me encargo de buscarle un regalo a tu madre. Intentare escapar una tarde hasta allí y así la veo
-          A ver si te dejan un rato libre
-          Eso espero

Otra vez delante de todo el mundo nos dimos un largo beso, lo necesitaba más que nunca, sin el no iba a ser capaz de dejarle marchar.

De alguna forma tenía que encontrar algo que me hiciese mantener la mente entretenida y así no pensar continuamente en Max. El rodaje me llevaba prácticamente la mitad del día pero la otra mitad no tenía nada que hacer y hablar con mis compañeros no es que se me diese muy bien.

-         Ahora vamos a comprarle el regalo a tu suegra y luego ya pensaras que hacer –dijo Cassie- un bolso o que tienes pensado?
-          Una foto de su hijo y mía que ponga abajo “vas a tenerme en tu vida para siempre” con risa malvada incluida
-          Emma en serio
-          Lo digo muy en serio –respondí riendo- A ver había pensado en pedirle a Max videos de cuando eran pequeños y mezclarlos con mensajes de agradecimiento de todos nosotros. La familia antes y la familia ahora

Seguramente un regalo material no le haría tanta ilusión como ese, era una bonita forma de darle las gracias por todo el esfuerzo que hacía por todos nosotros, incluida yo que aun no era nada de la familia.

Aun con la idea del video en la cabeza fuimos a comprar ropa. Con todo el trabajo que habíamos tenido estos días las dos nos merecíamos pasar una tarde de chicas hablando de algo que no fuera trabajo. Con el paso de los meses Cassie se fue convirtiendo en una de mis mejores amigas, ya no era una simple representante, era casi una madre para mí.

Max me llamaba continuamente contándome como le iba con la promoción de la película que había terminado hacia casi un año. Parecía ilusionado con que todas las entrevistas se las hicieran en Nueva York, lo que no le gustaba mucho era tener que viajar hasta Sídney para presentarla él solo.

-          Te llamo para que me mandes un par de videos y al final terminas amargándome el día con esto. Mejor que tengas que ir a promocionar la peli que no tuvieses películas que hacer
-          Tengo mil cosas que hacer aquí, no me apetece volver a viajar
-          Voy contigo si hace falta. Es parte de tu trabajo!
-          Si vienes conmigo me lo pienso pero como tenga que ir solo con mi publicista prefiero morir

Ya le había contagiado algo, las ganas de morirse.

Tanto él como yo adorábamos nuestro trabajo pero muchas veces el que interfiriese tanto en nuestras vidas llegaba a agobiarnos. Por suerte o por desgracia los dos teníamos muchos proyectos que hacer y eso solo significaba una cosa, cuadrar fechas para intentar vernos. Si esto no salía bien podríamos pasar perfectamente 3 meses y no vernos ni una hora.

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